*Harper*
Parpadeé para abrir los ojos cuando el sol entró por la enorme ventana del ático. Me estiré felizmente y me di la vuelta, mi cara chocó con un pecho desnudo. Oliver gruñó y me rodeó con sus brazos.
—Buenos días —murmuró.
—¿Cómo estás? —Pregunté, riendo y acariciando mi nariz contra la de él.
—Hambre —dijo—. ¿Y tú?
—Estoy hambrienta. De verdad se me abrió el apetito anoche —dije, riendo de nuevo.
—Haré una llamada —dijo Oliver. Se dio la vuelta, agarró el teléfono y llamó al servicio de habitaciones.
El servicio de habitaciones no tardó en llegar y llamó a la puerta. Oliver se levantó de la cama y se puso un par de boxers. Lo escuché hablar despacio con quien estaba en la puerta y luego se cerró.