La pregunta de James me tomó por sorpresa. —¿Qué quieres decir?
—Sabes lo que quiero decir —suspiró—. Talon se llevó al testigo para hablar con él en privado el otro día. ¿Por qué?
—Porque el hombre estaba abrumado por todas las personas en la habitación —le expliqué.
—¿Por todo el pueblo, o por ti?
Sabía que no tenía sentido discutir sobre eso. No solo porque James era un rey competente, sino también porque me conocía bien, nos conocía bien.
Suspiré y miré hacia otro lado. —La palabra de una persona no habría sido suficiente para llegar a ninguna conclusión. No quería causar pánico o sospechas en la sala.
Entiendo que. Por eso no dije nada allí.
—Lo aprecio.
—¿Qué vas a hacer al respecto? —preguntó James.
—Esto es entre él y yo —dije en voz baja.
—Puede que antes fuera algo personal, pero ahora, como saben, las cosas no van bien en nuestros paquetes fronterizos. La gente está sufriendo. Esto me preocupa.