** Punto de vista de Rosalie
La lluvia volvió a levantarse mientras Damian y yo corríamos por el exterior de la capital. Llovía tan fuerte que apenas podía ver a dónde íbamos, pero mantuve mis ojos en él y obligué a mis pies a seguir avanzando.
Vacilar en este punto no era una opción. Tenía que seguir moviéndome por el bien de mi bebé y por el mío propio.
Según el plan, primero tendríamos que salir de Mirage.
—Por aquí —dijo Damian, y me di cuenta de que me estaba guiando a través de una pequeña puerta en el suelo que me recordó el sótano que teníamos en casa. Ni siquiera habría sabido que estaba allí si él no lo hubiera abierto.
La puerta conducía a un tramo de escaleras que conducía a un túnel estrecho. Damian sacó una linterna de su bolsillo e iluminó la superficie de piedra. Al menos no estaba lloviendo aquí abajo.
—¿A dónde vamos? —le pregunté mientras corríamos.
—El túnel termina justo antes del muro. Tendremos que trepar por encima.