** Punto de vista de Rosalie
Treinta regalos. Tenía treinta regalos durante treinta años para mi maravilloso futuro esposo. No podía esperar a que Ethan viera cada uno de ellos y esperaba que disfrutara cada regalo tanto como yo había disfrutado preparándolos.
Cuando Ethan entró en nuestra habitación para ver los treinta paquetes sobre la mesa de café, sus ojos se abrieron como platos. —Vaya, supongo que algunos de nuestros paquetes de boda llegaron antes —dijo.
Me reí. —No, estos no son de los invitados a la boda. Estos son para ti —le dije.
—¿Qué? —Los ojos de Ethan se hincharon—. ¿Para mi? ¿Por qué?
—Porque... quería que vieras que aprecio quién eres ahora, y que aprecio todos los años que han pasado para convertirte en quien eres ahora.
—Dios, Rosalie —dijo—. No sé qué decir. No esperaba esto.
—Bueno... ¡ábrelos! —Le insté, así lo hizo.