Lacey miró por la ventana y vio las hojas marchitas que caían de los árboles, sabía que el invierno llegaría pronto. Lacey solo esperaba, cuando todo estuviera dicho y hecho y cada guerrero contado, que tendrían los números para derrotar a Rex y las rebeldes Garras Salvajes... de una vez por todas.
Después del comportamiento de su familia cuando vinieron a su boda, Lacey no estaba ansiosa por esta visita, pero debía decírselo cara a cara. Por otra parte, es posible que hayan cambiado. Planeaba darles el beneficio de la duda, así como otra oportunidad.
Cuando la limusina se detuvo frente al complejo, nadie estaba allí para saludarlos.
Brogan se deslizó fuera de la limusina, y luego le ofreció su mano, ayudándola a salir.
—¿Estás segura de que te estaban esperando? —preguntó Misty, mirando la puerta cerrada del recinto.
Lacey asintió con incredulidad. —Sí. Y ellos son mi familia. —Cuando caminó hacia el frente del complejo, una de las criadas estaba parada en la puerta.