Julien la arrastró escaleras arriba mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Pero Lacey no dijo nada. ¿Qué podría decir ella que arreglara esto? Pero en lugar de girar hacia la izquierda cuando llegaron al quinto piso, la condujo hacia la derecha.
No tenía idea de a dónde la estaba llevando, pero él no dijo nada en el camino, obviamente sintiéndose herido y traicionado.
Lacey casi se cae cuando se detuvieron frente a su habitación. Julien abrió la puerta y dentro había una serie de habitaciones, todas lujosamente decoradas. La llevó a la sala de estar y la dejó junto al sofá.
—Siéntate —ordenó Julien, y luego se alejó.
Lacey hizo lo que le pidió y luego hundió la cara entre las manos, pero no dijo nada.
Julien volvió un momento después y le dio un codazo. Cuando ella levantó la vista, él le tendió un vaso.
—Toma. Bebe esto. Te ayudará a relajarte.