Ling Wen se acercó al trono, vestida de negro y sin una palabra ni una sonrisa, dibujó una línea a través de una oración en su memorándum.
—Mi Señor, hay algunos oficiales celestiales patrullado en el reino mortal, incapaces de regresar.
Jun Wu asintió con la cabeza.
—Ya lo han informado.
Ling Wen reconoció la respuesta, y Jun Wu se dirigió a Xie Lian: —Xian Le, estoy seguro de que sientes curiosidad por saber por qué has sido convocado aquí hoy.
Xie Lian todavía tenía la cabeza inclinada.
—Puedo adivinar. Sin embargo, había asumido que el asunto con el Pequeño General Pei ya estaba resuelto.
En ese momento, sonó la voz de un hombre: —Si es un asunto resuelto, es difícil de decir.
La voz que vino detrás era lírica, y cuando Xie Lian giró la cabeza para mirar, un dios marcial entró en el gran salón, con la mano en la empuñadura de su espada, y caminó hacia el frente.
Cuando pasó junto a Xie Lian, se detuvo en sus pasos y abrió los labios.
—Su Alteza Real. He oído mucho sobre usted.
Este dios marcial parecía tener entre veintiséis y veintisiete años, con gracia y confianza en sus acciones.
Mirando su rostro, Xie Lian pensó que se veía aún más guapo que la estatua que vio en el Monte Yu Jun, y que es el tipo de guapo que definitivamente podría robar corazones.
Muy del tipo encantador.
Xie Lian no respondió y continuó: —Nuestro pequeño Pei ha estado a tu cargo.
—Definitivamente lo he ofendido —pensó Xie Lian, y le devolvió el saludo— Por favor, no se preocupe por eso. También he oído mucho sobre usted.
Las palabras: He escuchado mucho sobre usted, ciertamente no eran una mentira.
En los últimos días, Xie Lian hojeó su pergamino y leyó brevemente las leyendas de algunos de los oficiales celestiales más famosos, y uno de ellos era el general de Ming Guan, Pei Ming.
Este dios marcial del norte era hábil en la batalla, pero lo más comentado entre los mortales eran historias de sus muchos amoríos, buenos y malos, dentro de su vida desenfrenada.
Los buenos, tenían historias en donde Pei Ming usaba grandes cantidades de oro para ayudar a salvar a una pobre prostituta de los burdeles, se enamoró de él y se mantuvo pura y fiel para esperar su regreso.
Los malos tenían historias como Pei Ming cruzando miles de millas para pasar una noche con una mujer casada.
Etc., etc. En algún nivel, Pei Ming era un hombre poderoso.
Después de leer sus historias, Xie Lian pensó que era increíble que después de tantos años, solo hubiera solo una Xuan Ji que saliera de esa forma de vida.
Debido a que Pei Ming era hábil tanto en la batalla como en el amor, a muchos de sus rivales y compañeros les encantaba maldecirlo a morir, e incluso mejor si moría de sífilis.
Pero, su fuerza vital era dura, y nunca se infectó con nada, incluso después de las muchas flores que había recogido; él no moriría, ¡E incluso viviría más tiempo que la mayoría de sus compañeros!
Hasta que finalmente, un día perdió una batalla, ¡Y todos se rieron pensando que al fin había llegado a su fin! Pero luego la iluminación se estrelló y el trueno rugió: en ese momento de peligro, ascendió a los cielos.
Los que no murieron en sus manos probablemente murieron de indignación.
Después de la ascensión, Pei Ming no cambió su estilo de vida y la escala de sus relatos de promiscuidad se expandió enormemente.
Desde hadas y mujeres oficiales hasta fantasmas y demonios, siempre que sean hermosas, las tendría.
Sin embargo, su tipo favorito seguía siendo las encantadoras damas del reino mortal.
Muchas historias de amor indecentes lo tenían como el protagonista masculino principal, y si no fuera por el método de cultivo de Xie Lian que exigía pureza de cuerpo y mente, probablemente hubiera leído un par de esos libros solo por curiosidad.
Por lo tanto, aparte de ser el dios marcial que gobernaba el norte, el reino mortal también lo adoraba como el Dios del amor.
Incluso algunos funcionarios le rezarían secretamente si se topaban con él en los cielos, esperando alguna fortuna en el amor.
Debía decirse que, aunque similar, ese título era definitivamente mejor que el título injustificado de Feng Xin, Ju Yang.
Todos los funcionarios celestiales presentes en el salón sabían en sus corazones lo que significaba cada uno de los: He escuchado mucho sobre usted, y muchos rugieron de risa en sus cabezas.
Después de las bromas, Xie Lian dijo: — ¿Qué quiere decir el General Pei con: No necesariamente resuelto?
Pei Ming chasqueó los dedos y un cadáver flotando en el aire apareció de repente en medio del gran salón.
Estrictamente hablando, este cuerpo flotante era una cáscara vacía.
No tenía alma, estaba completamente vacío por dentro y cubierto de sangre de pies a cabeza, por lo que no era diferente a un cadáver.
Que algo así apareciera ante una multitud elegante como los oficiales celestiales fue un shock.
Jun Wu no comentó y solo miró.
Su trono puede ser alto, pero cuando miró a los oficiales, no emitió un aire de condescendencia.
Majestuoso y digno, pero no por encima de todo.
—General Pei, ¿Cuál es el significado de esto? —Preguntó Xie Lian.
—Hace unos días fui a visitar al pequeño Pei, y él mencionó algo interesante. —Pei Ming respondió.
En el momento en que abrió la boca, Xie Lian pudo adivinar lo que iba a decir.
Pei Ming caminó alrededor de Xie Lian y sonrió.
—"Estoy bastante familiarizado con las habilidades del Pequeño Pei… Incluso si los poderes de su clon se reducen y no se parecen en nada a su verdadero yo, todavía es bastante competente. Todavía es capaz de luchar de manera uniforme con una amenaza. Sin embargo, me dijo que había un mortal que fue capaz de golpearlo hasta el punto en que tuvo que ceder. Ahora, ¿No es eso interesante?"
Pei Ming continuó: —Le pregunté, y él me dijo más. Aparentemente, en ese momento, había un joven vestido de rojo junto a su alteza real mientras estaba en el Paso de BanYue.
Al escuchar las palabras, vestido de rojo, todos los oficiales presentes cambiaron de cara.
Y las siguientes palabras de Pei Ming los inquietaron a todos.
Él dijo: —Y este joven, en la oscuridad, fue capaz de erradicar a todos los amenazantes soldados Ban Yue en un instante.
—Ahora, su alteza real. ¿Podría aclararnos quién podría ser este joven vestido de rojo?
Si no era una amenaza, entonces debe ser un supremo.
Y uno que podría matar a cientos de "amenaza" en un instante; Un joven vestido de rojo.
Al descartar tantos indicios, cualquiera podría adivinar a dónde iba esto y quién era ese joven.
Sin embargo, nadie quería ser el primero en decir el nombre.
Xie Lian se frotó la frente, pensó en sus palabras y dijo antinaturalmente: — ¿En serio? Sobre eso. Realmente no lo recuerdo bien. También había una caravana que estaba atrapada en el paso de BanYue, y pasamos unos días juntos, así que tal vez fue alguien de la caravana.
Pei Ming sonrió: —Su alteza real, sus palabras son muy diferentes a las de Pei Su. Según el pequeño Pei, tú y ese joven eran anormalmente cercanos, no como alguien a quien solo has conocido durante unos pocos días. ¿Cómo no se acuerda?
No, tú estás equivocado. Eso era verdad. Realmente solo fueron unos pocos días —pensó Xie Lian. Sin embargo, su expresión no decía nada.
Justo en ese momento, un cultivador vestido de blanco agitó casualmente su escobillón de cola de caballo y dijo:
—General Pei, solo ha escuchado el lado de la historia del pequeño Pei. Él ha cometido un crimen; actualmente se encuentra detenido y pronto será exiliado. Si sus palabras van a ser creídas, primero necesitan ser contrastadas, ¿no?
—Entonces veremos si el general Nan Yang y el general Xuan Zhen pueden ayudarnos —respondió Pei Ming.
Siguiendo su línea de visión, Xie Lian encontró a Feng Xin y Mu Qin, parados por separado en las esquinas suroeste y sureste de la sala.
Feng Xin todavía se veía igual que en sus recuerdos; parado alto y recto, sus ojos decididos, y las cejas siempre ligeramente fruncidas, como si siempre hubiera algo que lo molestara, pero en realidad no estaba molesto en absoluto.
Mu Qin por otro lado, era algo diferente de lo que recordaba.
Su rostro todavía estaba pálido como la tiza sin mucha sangre, con sus finos labios fruncidos, y sus ojos entornados, sin embargo, había un aire fresco de no me hables rodeándolo.
Se quedó de pie con los brazos cruzados, un dedo en la mano derecha golpeó suavemente su codo izquierdo, viéndose como si estuviera a gusto, o más bien como si estuviera tramando algo.
Los dos eran definitivamente hombres guapos, pero cada uno tenía sus propios defectos.
Al escuchar que Pei Ming los llamaba, ambos miraron hacia Jun Wu al mismo tiempo.
Solo después que Jun Wu asintió levemente con la cabeza, avanzaron lentamente.
Esta fue la primera vez desde la tercera ascensión de Xie Lian que se había encontrado cara a cara con ellos dos.
Podía sentir las miradas sobre ellos volviéndose más salvajes.
Lo salvaje era inevitable. El Gran Salón Marcial era el palacio marcial número uno del cielo; Los oficiales no celestiales no tenían derechos de entrada para discutir asuntos.
La primera vez que el príncipe heredero de XianLe ascendió, Feng Xin y Mu Qin fueron sus generales.
En ese momento, solo eran funcionarios de bajo rango de la corte intermedia sin el derecho de hacer recados dentro del Gran Salón Marcial.
Y ahora, los oficiales subalternos no solo podían estar en el pasillo, sino que su clasificación era incluso más alta que la de su antiguo Señor, ¡Un verdadero cambio de suerte! No había manera de que esto no fuera un espectáculo emocionante.
Los tres se miraron entre sí, los ojos recorrían ciegamente todo el lugar, mirándose el uno al otro pero fingiendo que no les importaba, sin saber qué pensaba el otro.
Sin embargo, Xie Lian casi podía adivinar por qué Pei Ming los había pedido ayuda.
Como se sospechaba, Pei Ming dijo: —"El general Nan Yang y el general Xuan Zhen han peleado con Hua Cheng antes. Estoy seguro de que tienen la autoridad para hablar sobre el arma de esa persona. Así que el punto de traer la cáscara vacía de A-Zhao era que todos inspeccionaran sus heridas."
Feng Xin y Mu Qin se acercaron lentamente al cuerpo flotante.
El mismo Xie Lian dio unos pasos hacia adelante para echar un vistazo, pero había tanta sangre oscureciendo los puntos negros que era difícil decir algo.
Los otros dos, con cara austera, se tomaron su tiempo en su inspección.
Finalmente, levantaron la cabeza y se miraron, ninguno de los dos quería hablar primero.
Ling Wen los vio pelear entre sí mismos con sus ojos, pero negándose a hablar, y no pudo más.
Se aclaró la garganta desde al lado del trono.
—Generales. ¿Conclusión?
Finalmente, fue Feng Xin quien habló primero. Con voz baja, dijo: —Es él.
—La cimitarra E-Ming —agregó Mu Qin.
La cimitarra E-Ming era la misma arma monstruosa que Hua Cheng había usado cuando desafió y destruyó singularmente a los treinta y tres funcionarios, destruyendo su alma y su dignidad.
Dentro del Gran Salón Marcial, los oficiales celestiales comenzaron a hablar entre ellos en voz baja, los ojos mirando a Xie Lian eran ilegibles.
Pei Ming había logrado su objetivo: —Si el joven vestido de rojo que viajaba junto a su alteza real era el mismo que esa persona, entonces todo este asunto debe ser reexaminado.
El cultivador vestido de blanco de antes habló otra vez: —General Pei, ¿Está diciendo que Su Alteza Real, "El Príncipe Heredero" de XianLe, colaboró con un Rey Demonio Supremo específicamente para destruir al Pequeño General Pei?
En las dos ocasiones en que el cultivador habló, él estaba del lado de Xie Lian, así que tuvo que echar un vistazo quién era exactamente este curioso compañero cultivador.
Lo que vio fue un cultivador con ojos claros y brillantes; Tenía un escobillón de cola de caballo entre los brazos, una espada larga que llevaba en la espalda y un abanico plegable en su cinturón blanco desgastado.
Su forma era graciosa y elegante, su expresión alegre. Parecía familiar, pero Xie Lian no podía recordar cuándo había conocido a alguien así.
Pei Ming lo miró también y sonrió.
—Qing Xuan, no pelee conmigo por esto, esta vez.
El cultivador vestido de blanco hizo una reverencia y dijo: —Oh, ¿Entendí mal? Lo siento, General Pei, no se lo tome en serio. Mi error, mi error.
El gesto fue muy falso, obviamente.
La sonrisa de Pei Ming era una que un anciano usaría cuando no querían tratar con niños; sacudió la cabeza y saludó, retirando la cáscara vacía flotante que era A-Zhao.
Se dio la vuelta y continuó su argumento:
—Puede que no sea colusión. Solo que esa persona es poderosa y malvada, quién sabe si podría haber usado trucos engañosos para cegar a su alteza real. Por lo tanto, me temo que este asunto necesita ser resuelto. Sería genial si su alteza real pudiera traer a la Sacerdotisa Principal de Ban Yue que ha escondido para hacer más preguntas.
La intención detrás de la solicitud era hacer que Hua Cheng fuera el verdadero autor del caos de Ban Yue.
Si trajeran a BanYue ante el tribunal celestial para interrogarla, entonces los resultados finales serían muy diferentes.
Xie Lian esbozó una pequeña sonrisa: —General Pei, aunque no me crea, aún debe creer en la Señora del Viento¹. De vuelta en el Pozo de los pecadores, el Pequeño General Pei admitió el delito de atraer a los transeúntes al paso de Ban Yue con su clon, y la Señora del Viento lo escuchó todo.
Pei Ming miró al cultivador vestido de blanco.
Xie Lian continuó: —Además, ya que los dos estamos aquí en el Gran Salón Marcial, puede muy bien preguntarle a Su Majestad si tengo rastros de algún hechizo engañoso.
Todos los oficiales miraron a Jun Wu. La expresión del Gran Dios permaneció calmada y sin cambiar, lo que significa que Xie Lian podía continuar.
Así, los funcionarios volvieron a mirar a los dos.
Xie Lian continuó: —General Pei, mantengamos las cosas claras y separadas. No hablemos de si el joven con el que viajé era Hua Cheng o no, e incluso si se confirmó que era Hua Cheng, no tiene nada que ver con lo que el Pequeño General Pei ha hecho.
Su expresión era compuesta y neutral cuando se pronunció el nombre, pero muchos en el pasillo tenían escalofríos que les corrían por la espalda.
Pei Ming lo miró fijamente y de repente sonrió.
Estaba a punto de discutir y Xie Lian estaba listo para responder cuando Jun Wu habló: —Esto es suficiente.
En el momento en que habló, Pei Ming detuvo su disputa y se inclinó.
Jun Wu habló lánguidamente: —Como Pei Su había admitido sus crímenes y no difieren de la confesión de Ke Mo, entonces el asunto del Paso Ban Yue está resuelto.
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[1] En chino este título no tiene género, en español, como sabemos todo es o femenino o masculino.
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Después de un poco de silencio, Pei Ming reconoció: —Sí, Mi Señor.
Xie Lian respiró aliviado, pero Pei Ming continuó: —Pero Nan Yang y Xuan Zhen han demostrado que las heridas en esa cáscara vacía fueron infligidas por la cimitarra E-Ming.
—Ese es otro asunto —respondió Jun Wu.
—Oremos, Su Majestad investigará este asunto —dijo Pei Ming.
—Obviamente voy a investigar. Ming Guan y sus otras deidades no tienen por qué preocuparse.
Después de una pausa, Jun Wu continuó: — Todos pueden retirarse por hoy. XianLe, quédese.
Parecía que Xie Lian sería interrogado personalmente.
Si ese era el caso, Pei Ming no tenía nada más que decir. Xie Lian tampoco tuvo nada más que decir, e inclinó la cabeza.
—Sí, Mi Señor.
Despedidos, los otros oficiales celestiales salieron en sus grupos de dos o tres.
Cuando Feng Xin pasó, miró a Xie Lian como si tuviera algo que decir, pero se detuvo.
Xie Lian le sonrió y se sobresaltó antes de apresurarse.
Mu Qin, sin embargo, pasó caminando sin escatimar una mirada, como si Xie Lian nunca hubiera existido.
El cultivador vestido de blanco se acercó con su escobillón en la mano y con una gran sonrisa listo para hablar cuando Pei Ming, con una mano en su empuñadura y otra frotándose la nariz, también se acercó y dijo impotente: —Qing Xuan, por el bien de su hermano, ¿Puede no generar problemas?
La sonrisa desapareció de la cara del cultivador vestido de blanco.
—General Pei, no hay necesidad de usar a mi hermano contra mí, no le tengo miedo.
—Tú... —Pei Ming estaba furioso pero no podía hacer nada.
Finalmente, lo señaló: —Tú... Realmente has destruido al Pequeño Pei ahora.
El cultivador vestido de blanco agitó su escobillón salvajemente.
—Eso algo que hizo el pequeño Pei, ¡No tiene nada que ver conmigo!
Mirando como si no quisiera seguir discutiendo con Pei Ming, el cultivador vestido de blanco salió corriendo.
Xie Lian pensó que Pei Ming iba a quedarse para burlarse más de él, pero no lo hizo y salió del salón voluntariamente.
En realidad fue el príncipe heredero de Yong An el que se quedó.
Xie Lian tenía curiosidad, ¿Por qué se quedó? Cuando Xie Lian se acercó, este tipo tenía los ojos cerrados, ¡Se quedó dormido rápidamente mientras estaba de pie!
Xie Lian no sabía si reír o llorar, y tocó suavemente los hombros del joven.
—Su alteza. ¿Su Alteza?
Lang Qian Qiu se despertó con una sacudida.
— ¡¿Qué ha pasado?!
—No ha pasado nada. La conferencia ha terminado —explicó Xie Lian.
Acabando de despertarse, Lang Qian Qiu todavía estaba un poco aturdido y preguntó confundido: — ¿Se acabó? ¿Así? ¿Qué discutimos todos? No escuché nada.
—Si no escuchó nada, entonces no se preocupe —dijo Xie Lian—. No fue nada importante de todos modos. Ven, hora de volver.
—Oh.
Lang Qian Qiu se fue, pero cuando llegó a las puertas miró hacia atrás, todavía confundido.
Xie Lian lo saludó con una sonrisa.
Cuando finalmente todos se fueron, Xie Lian se dio vuelta lentamente.
Jun Wu tenía las manos detrás de la espalda y descendía del trono.
—La cimitarra E-Ming.
Xie Lian se enderezó.
—Asi que. ¿Qué está pasando? —Preguntó Jun Wu.
Xie Lian lo miró y se arrodilló.
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Nota chibi de la autora MXTX:
En este texto, para convertirse en un dios, primero hay que convertirse en un héroe, que es uno que es especial entre los mortales.
Sólo un mortal correctamente ascendido puede convertirse en un funcionario celestial.
¿Cómo se convierten sus sirvientes en funcionarios propios? Tienen dos opciones: primero tienen que ser adeptos a una habilidad particular, y entrar en el rango de Marcial o Literatura.
En segundo lugar tienen que tener la suerte. Si tienen buena suerte, entonces hay una buena posibilidad.
Si encuentran al azar alguna poción espiritual al lado del camino, eso también funciona.
Los oficiales en el tribunal intermedio son los que el tribunal superior impuso como generales o sirvientes.
Básicamente, si estás en buenos términos con las grandes armas, te pueden ayudar.
Aunque no es un oficial de pleno derecho, todavía eres parte de los cielos. Así que hay todo tipo de personas.
Entonces, digamos que un oficial celestial tuvo una relación cercana contigo o si pensaron que tienes un futuro brillante, te promoverán primero.
Mientras tengas la habilidad y la oportunidad, ¡Tú también puedes convertirte en una gran deidad!