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Chapter 6 - Capítulo 06: Apuestas peligrosas.

— ¿¡Así que en resumen conociste a una chica que cambio tu humor!? ¡Wow! Me sorprende que alguien saque de esa cabeza loca tus locuras y la encaje en la sociedad —exhortó Aizawa mientras le pasa el cigarrillo a Ghost.

— no diría cambiar... los humanos no cambiamos por nadie y quienes juegan a qué cambiaron solo mudaron de piel —contraataca mientras fuma del cigarrillo que recibió y lo devuelve.

— ¡tienes razón! Pero también algo en ti es diferente hoy —toma una pausa para fumar —¿por qué hablas con ella? Digo no es como que te guste interactuar con el género femenino, ¿verdad?, ¡Bueno!, también te llevas a los puños con los hombres, así que digamos que no encajas con los humanos.

— ¡por supuesto!, no encajó con los humanos porque soy un alíen que viene de Andrómeda —usa su aguijón sarcástico —los hombres son peligrosos para el cuerpo y las mujeres para la mente ¿¡quién querría enfermarse de uno de estos dos!?

— aun así estás aquí lidiando conmigo y sin tener que utilizar mis viejos guantes porque una mujer coloco tus sentimientos en su lugar.

Ghost se quedó en silencio pero con una sonrisa macabra pero honesta.

— ¿¡Responde mi pregunta!? —Aizawa se torna serio mientras aplasta la colilla de cigarro contra el cenicero.

— Algo de ella me recuerda a mí —su voz se tornó más sensible y melancólica. —simple, pero es extraño ver la fragilidad de un diamante apuntó de quebrarse porque quizás le digan que es una roca sin valor.

Aizawa se acerca a Ghost y saca otro cigarro del estuche ofreciéndole fumar — no deberías sentir lástima de quienes luchan por seguir en pie— Ghost sabe perfectamente lo que quiere decir Aizawa porque son sus palabras, las mismas que dijo el primer día que se conocieron.

—cambiando el tema, ya se acerca el día, ¿quieres que te acompañe?

— ¡no! Estaré bien si voy solo, ya, ya has hecho mucho por mi Aizawa —dijo mientras ocultaba su temor.

— ¡sabes! Puedes engañar a todos fuera de este lugar, pero, a mí, no —trato de levantarle el ánimo. —además, así tengo una excusa para no venir a trabajar.

Tras un breve momento las risas no se hicieron esperar dando a demostrar la confianza y el cariño que ambos tienen por el otro, retomando la sección que más bien es una charla de dos colegas que les gustan pasar el rato hablando estupideces.

<< Las coincidencias están a las miradas de los destrozados >>

— ¡Ashley, Ash... niña! —alza la voz con cada llamada a Ashley, quien está distraída. —¡perdona! Me estabas contando y luego simplemente te apagaste como siempre.

— lo siento, señorita Mirabel. ¿En qué estábamos?

— Hoy también estás distraída, pero, no estás distraída como siempre... estás feliz, piensas en cosas o alguien que te está haciendo feliz. —exhorta Mirabel con gran sonrisa.

— ¿alguien? —murmura Ashley mientras se enrojece.

— ¡di en el clavo o más Bien en el corazón!, ¿Cuéntame sobre estos días? Sé que normalmente te pido una terapia, esos sentimientos o ese impulso de saltar en el tiempo que tienes, pero, hoy, quiero saber más de ti que de tu trauma.

— no ha pasado nada especial. Lo de siempre: la casa, deberes, universidad, proyectos y tareas. —dijo en un tono apresurado.

— ¿algo más que quieras contar?

Ashley empezó a enrojecerse más al recordar, pero sus labios se mantenían sellados y Mirabel sabía que no era propio presionarla.

— terminaré la sección por hoy. Quiero que vivas el momento mi niña, estás feliz y quiero que esa felicidad se mantenga aunque sea por poco tiempo... solo no reprimas los recuerdos cómo haces cuando sientes que debes protegerte. Por favor.

Esas palabras dejaron confundida a Ashley, aunque está más perdida en sus pensamientos que en las palabras de su psicóloga.

A la salida, Ashley es impactada por los delgados músculos de un chico torpe que no ve por donde corre. —lo siento, no vi por donde iba, espero que estés bien, ¡chao! —dijo apresurado retomando su moto y saliendo como de costumbre.

Ashley quedó confundida por toparse con Ghost y que esté ni la notará, como si lo que vivieron fuera producto de su imaginación y en segundos su sonrisa se tornó amarga y las dudas atravesaron nuevamente su corazón.

—¡oye maldito! Ghost dejaste tu chaqueta maldito desnudista. —grita Aizawa con una pizca de risa. —¡diablos! Estos jóvenes de hoy son un dolor de cabeza. —reprocha mientras enciende un cigarrillo.

—¿Ghost? —preguntó Ashley sin pensar.

—sí, así le dicen sus amistades, pero... ¿No te lavaste bien o qué? Todavía tienes... ¿Pin... tura? — dice Aizawa teniendo un momento de Epifanía. — disculpa, ¿conoces a Ghost, digo Gustavo? —interrogó.

—conozco a su hermano, estudia conmigo y lo he visto algunas veces.

—que raro hoy llego Ghost lleno de pintura y tú también... casualidad o desgracia —murmuro en alto lo suficiente para Ashley escuchar. —en cualquier caso deben tener cuidado con las pinturas, están a punto de gobernar el mundo. —dijo con gran sarcasmo.

—¿puedes hacerme un favor jovencita? Ese maldito desnudista dejo su chaqueta y no quiero tirarla a la basura, ¿podrías devolvérsela?

—¿yo? ¿Puede esperar a que regrese?

—más fácil nos invaden los extraterrestres a que ese muerto regrese. Te invito un café y así te convenzo de llevarle la chaqueta.

Ashley sentía curiosidad de que hacía Ghost en ese lugar, pero, la sola idea de estar cerca de un hombre le producía vértigo y espasmos.

—perdón si la propuesta fue algo indecente, pensé que eras cercana Ghost. Dejaré esta chaqueta acá si la quieres puedes llevártela, yo ya tengo suficiente con escucharlo. —deja la chaqueta encima del basurero y se retira a su consultorio.

Ashley no aguantó el impulso y tomó la chaqueta y rápidamente salió; todo esto siendo visto por Aizawa quien cierra la puerta con una sonrisa macabra en su rostro.

Ghost parquea su moto a las orillas de la calle donde los fuertes ruidos hacen el espectáculo Perfecto de un barrio bajo y peligroso: con su música de calle, niños corriendo y las personas gritándose sin parar. A lo lejos, un grupo de jóvenes y adultos están jugando un juego típico de República Dominicana "el dominó". Lugar de donde las carcajadas salen con gran fuerza invitando a Ghost unirse a la festividad.

—coño, esto está encendió —dice Ghost usando las jergas características de su país.

—¡ey! Llego Ghost —grita uno del grupo haciendo señales con las manos para que se una.

—pero aquí están todos los locos míos —dijo mientras se acerca.

El chisme no se hizo esperar y con gran impaciencia cuentan lo sucedido la noche anterior mientras se echan a jugar y a beber. —dile Ghost los golpes que le dimos a esos malditos del otro barrio —grita Ocho con altanería.

—deja eso así, eso tiguere tienen que estar dolió todavía del saco e' golpe que le dimos. —dice Leo, quien no se veía entre el grupo por su baja estatura.

—¡diablo, uno viene a jugar y lo sorprenden con esto! Dejen eso y vamos a jugar —dice 006, quien está en el grupo un poco ebrio por las bebidas.

—yo solo juego si apuestan y dinero no traigo, así que háganlo difícil —dice Ghost persuadiendo para poder jugar sin dinero.

— ¡Bueno!, y si apostamos que el perdedor debe llamar a su ex y pedirle que vuelva —ataca Nueve esperando que nadie juegue, pero, para su sorpresa, se motivan y todos quieren jugar.

La mano pasa muy reñida perdiendo así ocho y Leo quienes tienen que llamar a su ex y se da un momento cómico al escucharlos llamar a sus ex.

Luego nueve y 006 apuestan contra Ghost y Joan, quienes impacientes por ganar cambian la apuesta. Ghost tiene mucho aire de victoria aun si es un novato jugando y espera alguna suerte divina el poder ganar la apuesta; apuesta que termina perdiendo y con mucha diferencia entre ambos grupos.

—¡ey! Eso no era así —dice Joan —¡barajaron mal, eso dominó coño!

—¿te va a embalar? —le grita Nueve mientras se ríe.

—coño mano, déjame por lo menos darme do trago ante de hacerlo —dice Joan mientras ve a Ghost tomarse la mamájuana como agua.

—déjale algo coño, no pusiste ni uno y bebes más que todos —le grita Joan, que quiere estar ebrio para no recordar la apuesta.

La noche cae así como varios de los jóvenes que estaban bebiendo; aún recuerdan la apuesta y solo esperan a que sea más tarde para poder realizarse. Mientras esperan, un grupo comienza a cantar mientras otros utilizan objetos para hacer de instrumentos musicales. Los chicos son buenos en el rap debido a que desde pequeños se reunían como hoy a intentar imitar a sus raperos favoritos. Otros simplemente para desahogarse de lo vivido en su día a día, pero, no se puede negar la vivencial que este grupo lleva acumulando con el tiempo.

Joan, Nuevo y Ghost encienden la calle con su baile, mostrando sus dotes de bailarines. El ritmo estuvo tan pegadizo que más personas se unían a la chercha de unos jóvenes, inclusos adultos y de avanzada edad no podían desaprovechar ese momento épico, entre canto, baile y bebida.

La hora de pagar la apuesta se acerca poco a poco y los integrantes no olvidan la apuesta cosa que no le va bien a Joan y Ghost quienes no quieren pagar la apuesta. La apuesta es simple y sencilla: deberán quitarse la ropa e ir casa por casa tocando desnudos mientras corren; un grupo lo estará vigilando en motos mientras ellos corretean por donde le van indicando.

— ¡bien! Ya es la hora de pagar la apuesta —dice 006 con gran felicidad.

—demonios George solo quieres vengarte, ¿no?

— Joan, nadie te obligo a jugar, sé cómo Ghost y sea macho —se ríe muy fuerte.

— acabemos con esto —dice Ghost quitándose toda la ropa y mostrando una cara maquiavélica.

—este tipo le faltan tornillos en la cabeza—dice Joan, quien va lento quitándose la prenda.

— no, él es un desnudista de mierda, le da igual si lo ven o no —dice 006 quién ya conoce a su hermano.

Ghost anima a Joan por lo lento que es y lo motiva a no tener miedo o vergüenza (sea lo que sea que tenga Joan y que le hace falta a Ghost).

Salen como lo planearon: dos grupos por distintas calles de la ciudad, los de la moto irán en frente vigilando que no estén la patrulla ni algún chivato que alerte, los dos chicos irán desnudo tocando puertas.

Salen a la carrera, Ghost, George y Leo van juntos; en contra parte, Joan, nueve y ocho van a su ritmo por su lado. Al equipo de Joan no le va mal, pero, el frío y la vergüenza atacan a Joan quien quiere devolverse y en ese Justo instante se encuentran con una patrulla estacionada en un Dunkin Donut; al ver a los vándalos la policía se moviliza con velocidad, pero estos chicos son ágiles y no se dejan atrapar.

Ghost va todo emocionado tocando y gritando en las diversas casas que recorre; varios vecinos salen enfurecidos y otros alterados por no saber lo que sucede más allá de los fuertes golpes y gritos. Llegado más adelante, los chicos no se percatan de una patrulla que está cubierta por la oscuridad y esta sale al momento de ver el acto de vandalismo que hacen los chicos.

—coño George déjame subirme —grita Ghost asustado mientras corre desesperado mientras se tapa su parte.

—date rápido coño que nos alcanzan —le responde todo nervioso por no querer tener antecedentes delictivos que manchen su persona.

Pero ya van muy a la par y Ghost no tiene más opción que desviarse por otro camino, uno por donde la policía no lograría entrar en la patrulla. Ghost aprovecha la brecha de tiempo para correr en una dirección favorable y recuerda que su amigo Willy vive cerca. Se escabulle como puede tratando de no despertar a nadie en la casa, pero las puertas están cerradas y Ghost no lleva su celular; sube como puede hacia la habitación de Willy quien no está en su habitación y deduce que la luz en la cocina debe ser de la presencia de Willy.

Se lanza y a hurtadillas llega a la puerta de enfrente, toca despacio para no despertar a nadie, en ese instante se abre la puerta. —ni me molestaré en preguntarte qué diablos haces desnudo a las dos de la madrugada en mi puerta —exhorta Willy con desaires. Willy deja pasar a Ghost sin decir una palabra.

—Willy te debo una ahora, ¿podrías llamar al perro de George para que me venga a recoger?

—lo que tú digas —dice mientras le toma una foto a Ghost. —una para chantajearte luego o quizás venderla, lo que mejor salga.

—espera aquí, tengo que buscarte algo para taparte y ¡no! No puedes subir, no quiero que piensen que soy gey —le advierte mientras sube.

Ghost no se aguanta las ganas de ir a saquear la cocina, tanto alcohol y juego le dan hambre. Una vez en la cocina indaga en el refrigerador esperando encontrar manjar o quizás una cena para recalentar. Al terminar de saquear cierra la nevera dirigiéndose a la mesa... mesa que está siendo ocupada por Ninna y Ashley que ven tremenda escena boquiabierta sin nada por decir, se quedaron completamente anonadadas por la vergonzosa situación que están presenciando.

— ¡coño... ah hola!, chicas, solo vine por algo de comida, no más, ya me iba —dice un poco avergonzado.

—Dios mío Ghost no tienes ni una poca de vergüenza.

—¡eh! No. ¿No la tengo y tú Nitta no deberías estar durmiendo a estas horas? Las niñas buenas se duermen temprano.

—¡disculpa! ¿¡Soy yo la que entro a tu casa desnuda a la dos de la madrugada y saqueó tu nevera como si nada!? —contraataca Nitta.

— ¡oye!, si lo dices así suena mal... bueno, se ve mal, pero el caso es que solo vine por ropa y me largo.

Ashley se quedó pasmada sin poder decir nada, solo mira la figura de Ghost o lo poco que le faltaba ver de él.

Willy baja las escaleras y se encuentra con la escena en la mesa, a lo cual responde tomando otra foto a Ghost.

—¿¡puedes dejar de tomarme fotos!? Maldito otaku.

—mi casa, mis reglas —dice despreocupado de lo que está sucediendo. —por cierto, George ya viene en camino vístete.

Willy le entrega la ropa mientras lo acompaña a la puerta, mientras Ghost solo hace reírse y mirar a Ashley, quien está muy sonrojada y no asimila todo lo que sucedió.

—cielos, ¿por qué los hombres son así? Parecen de otro planeta, ¿verdad Ash? ¿Ashley?

—sí... sí eso creo.

—¿¡estás por las nubes tú también!? No puedo pensar que solo me junto con puros raros. —dice mientras se retira a la habitación.

George recoge a Ghost quien se despide como si nada ha pasado, mientras que Ashley lo observa desde la ventana como se marcha sin pasar una palabra con él; es extraño como en la mañana estaban tan a gusto hablando y ahora no sabe ni cómo verle a la cara.