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"Booom,bom,booom"
Me encontraba observando cómo los cañones, sin éxito, atacaban las defensas de las murallas. Era evidente que eran esfuerzos inútiles y que tardaríamos días en poder atravesarlas. Nos estábamos quedando sin tiempo.
Frente a mí estaba ese tipo que se creía importante, un despertado de cinco estrellas, dándonos órdenes sin parar y creyéndose superior. Hubiera arrancado su cabeza hace mucho tiempo si no fuera porque ahora es más fuerte que yo.
Era Daimyo Nero, algo así como la nobleza de este lugar. Mis subordinados y yo, estábamos haciendo tratos con algunos nobles que prometieron patrocinarnos a cambio de algunos favores, como miembro de luna de sangre era mejor tener a la mayor cantidad de conexiones posibles así como nuevas incorporaciones.
De repente, fuimos llamados por nuestro líder y asignados a una misión, ya que estábamos en las cercanías. Según lo que dijo, aparecería un laberinto sin protección divina al que podríamos ingresar.
Se nos prometieron recompensas mayores. Al principio, estaba desconcertado, ya que los laberintos sin protección divina no existen. Son laberintos porque son hechos por los dioses, así que decirlo es una contradicción.
Pero seguí las ordenes asignadas. Muy pocas veces nuestro oráculo se equivoca, y no podía desobedecer órdenes. Así, junto con mi grupo, fuimos al lugar y, después de esperar unos días, pudimos ingresar al laberinto.
Al llegar, sentí una sensación de pesadez y falta de energía. Al evaluarme, noté que mis estadísticas estaban reducidas y mi rango había vuelto a ser de tres estrellas ademas que cualquier objeto arma o artefacto quedo inutilizable. Entré en pánico, mis subordinados, que tenían el mismo problema, también se veían agitados, pero después de pensarlo, me di cuenta de que podía ser a causa del laberinto. Así que me calmé y seguí con la misión.
Al principio, solo seguimos la corriente y, de alguna forma, llegamos al reino Tenjin. Después de investigar un poco, creímos haber descubierto el objetivo de este laberinto y como despejarlo y ordené a mis subordinados comenzar con lo que teníamos que hacer.
El resultado de eso planes es este: detrás de un noble local, dándonos órdenes y tragándome mi ira con el fin de despejar el laberinto. No sé qué sucederá si fallamos. Escuché que uno se podía rendir si entraba en un laberinto, pero parece que este no sigue la lógica. Debí suponerlo cuando dijeron que no tenía protección divina.
En ese momento, Nero se volteó y me habló.
"Los preparativos están listos".
"Sí, Nero-sama. En cuanto caiga la noche, esto terminará".
"Excelente. Cuando los demonios invadan estas tierras, tú también podrás ser el gobernante de tu propio reino. Así que continúa con el buen trabajo", dijo, poniendo sus manos sobre mis hombros.
Tuve que detener mis impulsos por arrancarle la cabeza. 'Falta poco, falta poco', me repetía en mi mente. Este tipo Pensaba que soy un idiota, pero no sabía que yo también tenía mis propios planes.
Al principio Compartí hechizos demoníacos y técnicas con él para ganarme su confianza. El idiota cree que estoy de su lado. No sabe que sé que se roba todos mis logros cuando informa a los demonios y que está pensando en desecharme cuando llegue el momento. Pero eso no importa. Estoy haciendo lo mismo.
Al caer la noche, estaba yo y uno de mis subordinados caminando con hechizos que reducían nuestra presencia y nos ocultaban , llegando a la parte trasera del campamento.
Había unos cientos de soldados, mercenarios y algunos nobles reunidos. Ya habían hecho preparativos para que sus movimientos no resultaran sospechosos. Tomamos posiciones, incluyéndome a mí y a mi subordinado, y comenzamos los cánticos establecidos.
Las runas comenzaron a resonar junto con nosotros, extrayendo una gran masa de energía de los cuerpos y la sangre de los alrededores, que todavía no habían sido limpiados. Fue un arreglo que Nero y otros pudieron conseguir con enumérales escusas. Para retrasar la limpieza hasta mañana.
Estábamos en medio de una tormenta de maná negro, con una gran esfera formándose encima nuestro. En ese momento, Nero, que estaba en el centro, terminó de cantar. Asentí hacia mi subordinado, y antes de que pudiera hacer algo, tomé el control del ritual.
Si bien los demonios compartían el conocimiento con los tres reinos, no se compara con el que nuestra organización maneja. Sin que lo notaran, hice algunos arreglos previamente, permitiéndome tomar el control del ritual. Cambié el objetivo y lo apunté a las murallas que parecían impenetrables.
Pude ver dos esferas desde los otros campamentos y me di cuenta de que el resto de mis subordinados completaron con éxito su parte.
"¡BOOOM!"
"¡BOOOM!"
"¡BOOOOM!"
Se escucharon tres grandes explosiones. Estaba a punto de escapar. No necesitaba el reconocimiento del reino; los laberintos saben reconocer los logros. Ahora solo queda esperar a que se complete y tendré mi recompensa en base a mis logros.
Mientras miraba hacia donde mi subordinado para cerciorarme que estaba escapando, noté que solo era un cuerpo sin cabeza. Antes de que pudiera entender la situación, mi vista comenzó a girar. Sin darme cuenta, , y al final solo podía ver los pies de un hombre.
"P-¿por qué?" Todo sucedió tan rápido que no entendí nada hasta que la oscuridad me invadió.
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En ese momento, me estaba comunicando con Lili mentalmente sobre lo que estaba pasando. Tal como esperaba, los humanos demoníacos que se habían infiltrado entre la humanidad estaban esperando el momento perfecto para interferir y, según lo que Lili escuchó, sería esta noche.
Algo lógico en todas las guerras es tener cuidado con los cuerpos de los muertos, ya sea porque pueden causar enfermedades o ser utilizados por el enemigo para otras cosas si tiene nigromante entre sus filas. Pero, por interferencia de los humanos demoníacos en los tres reinos, habían podido retrasar la limpieza de estos por un tiempo, esperando para este momento.
Desde mi posición en la cima del muro, podía ver cómo se usaban los cuerpos dispersos por la fortaleza como sacrificio para alimentar un enorme círculo mágico, hecho de cientos de runas que concentraban toda la energía en tres puntos.
Era bastante grande y la cantidad de energía reunida era suficiente para dejar a los tres ejércitos sin más opción que retirarse o exterminarse directamente. Pero yo miraba tranquilamente mientras eso pasaba, sabiendo que, aunque quisiera, no podría detenerlos a este punto. Sin embargo, realmente no importaba ya que esto es lo que quería.
'¿Cómo están las cosas de tu lado?'
['Todo bien. Incluso los potencié con hechizos de mejora ya que parecía que no podía controlarlo.']
El cielo nocturno estaba cubierto por una capa espesa de nubes, ocultando las estrellas. A pesar de la oscuridad, las runas emitían un brillo ominoso, iluminando el terreno con una luz rojiza y siniestra.
En el momento en que las tres esferas parecían haber absorbido suficiente energía, vi cómo comenzaban a moverse, desplazándose lentamente hacia los ejércitos. Los soldados, sin saber qué hacer, observaban con terror mientras la colosal energía se acercaba.
En un giro inesperado, las esferas pasaron por encima de ellos, dirigiéndose hacia el segundo muro desde tres direcciones distintas.
"¡BOOOM!"
"¡BOOOM!"
"¡BOOOOM!"
Tres explosiones resonaron en tres lugares diferentes, el sonido reverberando en el aire y sacudiendo el suelo. Tomando un cristal en la mano, hablé con voz firme y decidida.
"Ahora."
Después de unos segundos, pude ver a Hayato y a los líderes de otros reinos dirigiendo un grupo de élite para atrapar a los humanos demoníacos.
Ya había hablado con Hayato y le había dicho que los infiltrados planeaban hacer su movimiento hoy. Le mencioné que era la oportunidad perfecta para atraparlos, pero no le había dado detalles sobre lo que estaban haciendo. Solo le dije que le avisaría cuando llegara el momento.
Había dejado a mi doppelgänger con él en el cuartel; sin Lili dentro, solo puede seguir órdenes simples, pero si me concentro, puede hacer cosas más complejas, así como ver lo que él hace. En el momento en que se estaban formando las esferas, Hayato casi salió a ver lo que pasaba, pero no lo hizo porque entendió que no podía detenerlo y confiaba en mí.
Aunque, debo admitir, hubo un momento en que me agarró del cuello y me amenazó con matarme si moríamos por las esferas, debido la presión que sentía decía cosas sin sentidos así que amablemente lo ignorare. En el otro reino, no sé qué sucedió en sus campamentos, pero fue como lo planeamos y igualmente salieron a mi señal.