Al llegar al borde del bosque, me detuve a pensar cómo abordar la caza de manera eficiente. Este bosque se extendía a pocos kilómetros de la capital, y me tomó solo dos horas llegar aquí, en cuanto a cómo atravesé los muros de la capital es muy sencillo con la habilidad de teletransporte.El bosque cerca de la capital es conocido por su riqueza en recursos, razón por la cual el imperio permite su existencia. Lo interesante de este lugar es que, cuanto más te adentras, más peligros se encuentran. Las áreas exteriores son bastante tranquilas y suelen ser el lugar perfecto para que los novatos recojan algo de experiencia. Sin embargo, si buscas desafíos y criaturas más formidables, tienes que aventurarte más profundo. En este momento, como un simple despertado, necesito acumular experiencia para mejorar, y cazar bestias es la forma más directa de hacerlo.Antes de adentrarme, me equipé adecuadamente en la tienda del sistema:>>Capucha del Acechador (200 SP) <<: Me ayuda a ocultar mi presencia, crucial para acercarme a las presas sin ser detectado.>>peto del Guardián (250 SP) <<: Proporciona una protección ligera sin comprometer demasiado mi movilidad.>>Poción de inhibición de olores (50 SP) x3<<: Para eliminar mi olor y evitar que las criaturas me rastreen por el olfato.>>Botas de Druida (300 SP) <<: Mejoran mi vitalidad, aumentando así mi resistencia para largas jornadas de caza.Aunque estos equipos me costaron bastante de mis puntos de sistema, valen la pena por la ventaja que me ofrecen en el campo.Ya en el bosque, no pasó mucho tiempo antes de que encontrara mi primera presa, una serpiente de más de 3 metros de largo. Gracias a mis ojos de la verdad, pude detectar rápidamente que era una criatura de rango bajo, y no tuve problemas para acabar con ella. En este mundo, las bestias nacen con maná, lo que las hace despertadas por naturaleza, una ventaja que tienen por sobre los humanos, continue encontrando más criaturas y varias plantas que me serán útil más adelante.Después de algunas horas de caza, me topé con algo más desafiante: un Pirobear de pelaje rojo bebiendo tranquilamente en un río. Reconocí que era una bestia de una estrella, y sabía que cazarlo me daría una buena cantidad de experiencia. La experiencia es un concepto abstracto; sabemos que ganamos algo al derrotar criaturas, pero no hay un contador que te diga cuánto has acumulado o cuánto falta para subir de nivel, pero es bien sabido que entre más rango posea la bestia más cantidad en comparación con una de tu rango, así mismo si eres muchos rangos superiores a la bestia la cantidad que recibas es mínima y abecés no obtienes nada.Me acerqué sigilosamente al Pirobear, pero justo cuando estaba a punto de atacarlo, el oso se giró y me vio. Mi capucha no me hace invisible, solo menos perceptible por lo que el oso me vio de inmediato . "Extraño a Lili," pensé con una sonrisa amarga, "con ella a mi lado, esto habría sido más fácil." El oso lanzó un zarpazo que logré esquivar por poco, pero me dejó en una mala posición y aprovechó para lanzar un aliento de fuego. Afortunadamente, mi armadura puede resistir ataques de hasta dos estrellas varias veces al día. Aproveché la confusión creada por su propio ataque y, desde un ángulo ciego, le clavé mi espada en el ojo, acabando con él rápidamente.Todo mi equipamiento eran cosas que normalmente usarían despertados de dos estrellas o más ya que todas eran de rango estelar elemental de nivel medio eso hizo que la casería fuera más fluida y me permite casar bestias de rango superior al mío de echo las armas no tienen restricción y cualquiera puede usar un arma de rango superior al suyo mientras sea capaz.así paso el día rápidamente y al atardecer después de encontrar un lugar seguro en una cueva pequeña para pasar la noche, preparé todo para el siguiente día.Desperté al día siguiente, decidido a enfrentarme a retos más grandes. Después de algunas horas cazando bestias más comunes, me topé con una criatura que captó mi atención: un ciervo arbóreo de impresionantes tres metros de altura, con cuernos que se ramificaban como árboles y un pelaje marrón oscuro. Utilizando mis ojos de la verdad, determiné que era una bestia de dos estrellas. Elegí este objetivo porque las criaturas herbívoras suelen ser más fáciles de abordar, aunque seguía siendo una bestia de considerable rango.Me acerqué sigilosamente por detrás, un método que había establecido como patrón en mis cacerías, pues si funcionaba, evitaba enfrentamientos directos. Sin embargo, cuando intenté apuñalarlo desde un costado, mi espada, aunque capaz de atravesar casi cualquier material, no logró hacer un corte profundo. Rápidamente recurrí al plan B: imbuí mi espada con mana y activé la habilidad de corriente eléctrica. La descarga eléctrica sacudió el cuerpo del ciervo, pero no fue suficiente para incapacitarlo completamente. Con sus cuernos apuntando hacia mí, tuve que soltar mi espada, que quedó atorada en su gruesa piel. Tomo suficiente distancia para analizar la situación.A pesar de que el ciervo intentó golpearme, el efecto de la electricidad había mermado sus movimientos, dejando sus músculos entumecidos. Aprovechando el momento, corrí con toda mi velocidad y, usando el impulso, golpeé el pomo de la espada, hundiéndola más profundamente. El ciervo lanzó un grito de dolor. Sin mostrar piedad, extraje la espada y, con un movimiento preciso, la volví a clavar.Preparándome para cualquier eventualidad, continué infligiendo heridas que drenaban su vida lentamente. Esta especie de ciervo, conocida por su alta vitalidad, no pudo compensar el daño continuo. Después de unos minutos, la bestia intentó huir, pero cada vez que podía, usaba la habilidad de la espada para causar más daño y debilitar su velocidad. Finalmente, el ciervo se rindió a la huida y, en un último intento desesperado, cargó con todas sus fuerzas hacia mí. Era un movimiento explosivamente rápido, dejándome sin espacio para esquivar. Solo pude teletransportarme para evitar el impacto. Al fallar su ataque, el ciervo emitió un último grito antes de caer muerto. Era un golpe desesperado, pero en su estado debilitado, dio todo lo que tenía.Guardé el cuerpo del ciervo en mi inventario y continué la caza, reflexionando sobre los desafíos que enfrentaría y cómo cada encuentro me acercaba más a mi objetivo de hacerme más fuerte y sobrevivir en este mundo despiadado. Cada bestia vencida no solo me proporcionaba recursos y experiencia, sino que también reforzaba mi voluntad.Los días siguientes fueron un ciclo constante de caza y supervivencia, y me volví cada vez más hábil en el combate real, adaptándome mejor a este cuerpo joven.Después de dos días intensos de caza, sentí la saturación de experiencia y decidí que era hora de buscar un lugar seguro para avanzar de nivel. Elegí una parte del bosque donde los árboles eran gigantescos y encontré un árbol con un hueco suficientemente grande para refugiarme. Tras asegurar el lugar, me preparé cuidadosamente para ascender a despertado de una estrella, anticipando el momento.