—Ya que nuestra conversación ha llegado a este punto, seré completamente abierto —Su Chengyu asintió y admitió—. Sí, tienes razón. Soy, de hecho, su nieto. Por lo tanto, quiero saber sobre mi abuelo. Te agradecería si pudieras iluminarme.
La Zorra Verde estudió cuidadosamente a Su Chengyu, su mirada sorprendentemente gentil y amable.
—Su Linyuan, ha pasado casi treinta años. Pensar que antes de mi final, me encontraría con su nieto. Qué increíblemente extraños son los designios del destino —suspiró.
Una vez más, la Zorra Verde cayó en sus recuerdos, y continuó :
— ¿Por qué necesitas preguntarme sobre tu abuelo? ¿No lo sabes ya?
—Mi abuelo nunca me contó nada al respecto, ni siquiera me dejó la Espada Matadragones —confesó sinceramente Su Chengyu.
—Si no te lo dijo, debe haber habido una buena razón. Muchacho, ¿sabes cuál era mi relación con tu abuelo? —preguntó la Zorra Verde.
—No lo sé —Su Chengyu sacudió la cabeza.
