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—¿Quién dijo que te golpeé? Pequeño maldito, ¡eres tan irritante! —Gu Ying miró su muñeca, mordida hasta el punto de sangrar por el niño, y estaba furiosa. Un padre del lado intentó calmarla:
—No importa, esta familia es un dolor de cabeza, no escuchan razones, su hijo está malcriado y hace lo que quiere en la comunidad.
—Sí, otros niños también han sido acosados antes. Los padres intentaron hablar con él, pero terminaron siendo golpeados por el padre de este niño. —Gu Ying estaba absolutamente enfurecida. No era la primera vez que su hija, Gu Xiao Shuang, era acosada. En particular, el niño acababa de arrastrarla por el cabello, ¿qué madre podría soportar tal afrenta? Sin embargo, recordando las palabras de Su Chengyu, Gu Ying decidió soportarlo. No quería causarle problemas a Su Chengyu. Ignorando el dolor en su muñeca, levantó a Gu Xiao Shuang.
