Su Chengyu olvidó al instante la promesa de no pensar en Xu Nanzhi.
Al diablo con su Corazón del Dao y la cultivación. ¿Cómo podría compararse con abrazar a la Tía Xu?
—Suéltame —dijo Xu Nanzhi fríamente.
—No —Su Chengyu la abrazó más fuerte.
Xu Nanzhi lo empujó con fuerza y entró en la habitación. Su Chengyu se frotó las manos y se sintió abrumado por las emociones.
—Tía Xu, ¿tú también me extrañas? —preguntó Su Chengyu.
Ellos habían acordado nunca volverse a ver, pero Xu Nanzhi tomó la iniciativa de venir a él. Parecía que su cuerpo aún era muy honesto. Su Chengyu estaba secretamente feliz.
Su Chengyu no podía esperar para abrazar desde atrás el cálido, fragante y suave cuerpo frente a él. No podía evitar recordar la escena coqueta de aquella noche. ¡El olor de la Tía Xu era realmente memorable e irresistible!
—¡Suéltame!
Xu Nanzhi lo regañó fríamente, —¡Eres un inútil! ¿Puedes ser más prometedor? ¿Eso es todo en lo que piensas?