—Ren Feifan miró el arco y no pudo evitar decir:
—¡Qué arco tan fino!
—El Líder de la Secta, el maestro debe haberle hablado de esto. Esto se llama el Arco de la Luna Santa, y si se usa junto con la "flecha" de la Aguja Dorada Devoradora de Almas, ¡tiene efectos milagrosos! Sin embargo, cuando me perseguían para asesinarme esas personas, este arco ya estaba dañado. Para repararlo, se requiere un refinador de artefactos de séptimo grado, por eso establecí la Villa de la Espada Oculta, para reunir a los maestros forjadores del mundo. Sin embargo, a lo largo de estos años, solo me he encontrado con refinadores de sexto grado, y en cuanto al séptimo grado, estimo que solo la Puerta Oculta podría tener uno —dijo Ren Feifan mientras sostenía el arco de la Luna Santa y suavemente jalaba la cuerda, enviando una leve vibración.
Sin embargo, la vibración era muy débil; si no prestabas atención, no la detectarías.
¡Ni hablar de causar lesiones!