Al día siguiente, Pedro Brown se levantó temprano, verdaderamente determinado a ser un buen estudiante y aprovechar al máximo sus valiosos días de preparatoria.
Cuando entró al aula, notó que hoy había muchos más estudiantes en clase de lo habitual, incluso aquellos que a menudo faltaban habían hecho acto de presencia.
Lo más importante, la forma en que la gente lo miraba tenía un cierto significado indescriptible.
—Pedro, ¿sabes qué pasó? —Elian Collins se acercó a Pedro y le susurró.
—¿Qué pasó?
—¿No estabas en tu dormitorio anoche? ¿Te conectaste a internet otra vez?
—No, alquilé una casa afuera y me quedé allí.
Cuando Pedro mencionó el alquilar una casa, Elian lo miró sorprendido. Conocía la situación familiar de Pedro y no esperaba que tuviera dinero para alquilar una casa.