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En este momento, el cielo de repente se oscureció, y las luces de la calle se encendieron, pero parecían tenues sin importar cómo las miraras.
Todos vieron que la energía oscura de la pantalla ya no era visible. Sin embargo, la grisura envolvía todo el hospital.
Pedro estaba ahora en la entrada del hospital. Aunque todavía había muchos pacientes entrando y saliendo, todos sentían una sensación escalofriante fluyendo a su alrededor.
—Maldición, ¿por qué siento frío por todo el cuerpo incluso a través de la pantalla? —dijo alguien.
Pronto, tales comentarios llenaron la pantalla.
—¡Mira! —alguien exclamó.
Cuando todos miraron la entrada del hospital, vieron aterradores fantasmas flotando hacia fuera.
Estos fantasmas eran aterradores porque sus rasgos eran demasiado complejos. Algunos tenían un gran agujero en sus cabezas, otros tenían pechos rotos y algunos tenían las piernas cortadas, sangrando profusamente. Todos daban miedo de mirar.
