Pedro Brown nunca esperó que los eventos se desarrollaran de esta manera, al ver a Carly Sheffield derribada por el Polvo Dispersante de Músculo Suave que había preparado, una sonrisa apareció en su rostro.
Se acercó, recogió los anillos y otras cosas que Carly había recogido antes, e incluso tomó el anillo de Sally Nelson.
Después de hacer todas estas cosas, Pedro miró a las dos mujeres y dudó en su corazón sobre si matarlas o no.
Pedro aún no había decidido sobre el asunto. Si eran asesinadas, todo quedaría resuelto, pero inevitablemente, sus muertes podrían involucrarlo. Si sus vidas se perdonaban, podría servir como un escudo protector para él mismo, desviando la sospecha de él.
Ahora, la principal preocupación era si ellas revelarían la identidad de Peter. Le resultaba difícil tomar una decisión.
—¡Por favor, perdónanos! —gritó Carly en pánico, suplicando misericordia al ver la intención asesina en los ojos de Peter.
