La sala de karaoke era grande, y la voz de Peter Brown era hermosa. Todas las chicas tenían estrellas en los ojos mientras lo escuchaban; nunca esperaron que un agricultor fuera un hombre tan rico y talentoso, cantando incluso mejor que algunos cantantes famosos.
Por eso, las chicas admiraban aún más a Peter. Lo veían como su príncipe azul ideal: rico y divertido de tener cerca.
Peter mismo estaba disfrutando cantar. Descubrió un nuevo aspecto de ello: cantar es en realidad una manera de usar su habilidad de control del sentido divino. Si infundía su poder espiritual en su canto, podía controlar las emociones de quienes lo escuchaban.
Aunque Peter sabía que su poder espiritual todavía era débil, creía que con la práctica, podría desarrollarlo aún más en esta área.
Decidió que necesitaba cantar más a menudo, porque solo le haría bien.
Después de cantar algunas canciones y escuchar a otros cantar, Peter pasó el micrófono a un hombre y caminó para sentarse.