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En cuanto a esos traidores, Yang Chen naturalmente no tenía obligación de ser misericordioso con ellos. De hecho, expulsarlos de la secta ya era en su opinión un acto de misericordia.
Como dijo, ya que habían elegido traicionar y dejar la Secta Yuanshan, ¿por qué necesitaban regresar en absoluto?
Ahora, el poderoso ejército de la Secta Yuanshan había regresado con toda su fuerza. Todos los discípulos de la Secta Yuanshan miraban con admiración a Yang Chen, y ninguno le desobedecía.
Si todavía estaban algo inconformes con Wu Ming, estaban completamente convencidos por Yang Chen, sin sombra de duda. No era por otra cosa, sino simplemente por la impactante fuerza que Yang Chen acababa de demostrar. No podían encontrarle ningún defecto.
¿Dónde podrían encontrar a otro Joven Maestro de Secta como él?
—Joven Maestro de Secta, ¿qué vamos a hacer ahora? —Wu Ming no pudo evitar preguntar.
