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Una ola de miedo barrió instantáneamente el corazón del Hombre Marcado Delgado.
Sudor...
Comenzaba a gotear lentamente.
Era difícil de creer que de hecho sentiría miedo de un niño de trece o catorce años. Pero, esa sensación de miedo era ciertamente real y presente.
—Yang Chen —dijo el Hombre Marcado Delgado en voz baja—. Has matado a tantos miembros de nuestra Pandilla de los Pañuelos Rojos, ¿no temes nuestra venganza?
—Has matado a tantas personas inocentes y has hecho algo totalmente sin conciencia, ¿no temes ser condenado por el Cielo? —dijo Yang Chen con el rostro inexpresivo—. Eres un bandido. Lo siento, pero no tengo nada que decirte. Luchemos. No me digas que ni siquiera tienes el valor de luchar conmigo a vida o muerte.
De él emanaba un fuerte aura.
Este tipo de impulso le dio al Hombre Marcado Delgado un escalofrío por todo el cuerpo.