En un instante, Li Ruoxiang movió su mano ligeramente, y en un abrir y cerrar de ojos, el loto floreció y desapareció, junto con la figura de Li Ruoxiang, sin dejar rastro.
Al ver esta escena, Yang Chen no pudo evitar suspirar.
Nunca esperó que Qingyin, una persona viva, resultara ser la Encarnación Externa de Li Ruoxiang, y que este secreto se había ocultado incluso a Yang Chen mismo. Era simplemente una creación increíble.
En ese momento de reflexión, se escuchó un grito fuera de la puerta.
—¡Aprendiz Junior Yang Chen!
Yang Chen sabía que eran las personas de la Ciudad Principal de Beishan que habían regresado y se apresuró a salir a recibirlos.
Al salir, Yang Chen vio a Mo Wu encantado con una gran sonrisa en su rostro. Se inclinó ligeramente:
—¡Anciano Mo!