Qingyin miró a Yang Chen con una expresión seria —Yang Chen, acabas de intentar romper este punto débil. ¿Cuál fue el resultado?
—Lo mismo que tú, señorita Qingyin —respondió Yang Chen honestamente.
Ahora estaba comenzando a comprender la personalidad de esta mujer.
Ella era desenfrenada como una espadachina, honesta y directa, sin mostrar la pretensión de otras mujeres. Era completamente espontánea en sus acciones, incluso utilizando directamente su nombre cuando se conocieron, sin querer llamarlo "joven maestro". Además, sus cejas llenas de energía nunca se relajaron de principio a fin.
Qingyin no se mostró tímida o incómoda de ser observada tan intensamente por Yang Chen —En ese caso, ¿podemos los dos romper esta formación juntos?
—Exactamente —respondió Yang Chen.
Qingyin se volvió vigilante en un instante —¿Por qué siento que eso es lo que tenías planeado?
Yang Chen parpadeó —¿A qué te refieres, señorita Qingyin?