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—Sería mentira decir que Yang Chen no estaba herido —murmuró para sí mismo.
Se había esforzado y trabajado lealmente realizando tantas cosas para la Secta Donghuang, obteniendo innumerables méritos, ¿y sus logros valían menos que las palabras de un simple alborotador como Lin Tao?
Podía comprender los pensamientos de Ye Xu, pero aún así se sintió desanimado porque Ye Xu no confiaba en él.
Sin embargo, después de pensarlo bien, simplemente lo dejó pasar.
Después de todo, él era solo un vasallo de la Secta Donghuang y no realmente un miembro de la secta, por lo que naturalmente no había necesidad de que Ye Xu confiase en él.
—Haz lo que quieras, Maestro de Secta Ye —Yang Chen se hizo a un lado.
Ye Xu, todavía en duda, se acercó por detrás de Yang Chen y encontró que no había miembros del Clan Demonio Prohibido comunicándose con él, solo una sola cuenta.
Mirando esta cuenta, con la sabiduría e inteligencia de Ye Xu, decodificó fácilmente el misterio con tan solo una mirada.
