Yang Chen había sido algo conocido antes, pero no a este extremo. Realmente no sabía que ser famoso traería tales beneficios, sin siquiera tener que gastar piedras espíritu en alojamiento.
—Joven Maestro Yang, por favor acéptelas, si no, el Presidente no me lo perdonará —dijo la criada nerviosamente.
Ahora Yang Chen tenía curiosidad por saber quién era este presidente. Si realmente no lo admiraba, ¿por qué asustaría tanto a esta criada?
Pensando en esto, Yang Chen solo podía decir —Está bien, entonces aceptaré las piedras espíritu.
La criada miró fijamente a Yang Chen, con la cara sonrojada, y parecía reacia a irse. Finalmente, se fue emocionada, aparentemente yendo a contarle las buenas noticias a su Presidente.
—Líder de Secta, ¿el Presidente de esta Cámara de Comercio irrumpirá más tarde? —preguntó Zhou Qing con una sonrisa.
