No importa qué volumen fuera, tenía que luchar por él.
Sin embargo, al pensar en las Piedras Espíritu que le quedaban en las manos, Yang Chen mostró una sonrisa amarga.
Aunque las Piedras Espíritu que le quedaban no eran pocas, considerando la posibilidad de accidentes, aún sentía que le faltaban. Así que después de pensarlo, Yang Chen decidió regresar a la Secta Donghuang y pedir prestadas algunas Piedras Espíritu de Ye Xu primero.
Para él, no había nada vergonzoso en esto. Después de todo, había ayudado tanto a la Secta Donghuang, y pedirle a la secta algunas Piedras Espíritu todavía era razonable.
Con esto en mente, miró la hora de inicio de la subasta.
—¡El tiempo es bastante ajustado; es mañana por la noche! —Yang Chen miró la hora, luego se dirigió de regreso a la Secta Donghuang con Zhou Qing.
La Feria de Comercio se realizó dentro del territorio de la Secta Donghuang, por lo que no fue difícil encontrar a Ye Xu.
