Se tenía que admitir que todos los que estaban en el ring no eran idiotas. La única excepción podía ser Lin Tao, quien había subestimado a su oponente antes incluso de luchar.
La gente de la Rama de la Matanza de Demonios y la Secta Huangdao parecían haber llegado a un consenso, decidiendo lidiar primero con Yang Chen, el espectador, y luego tener una pelea justa después.
Después de todo, era incómodo para ellos tener a alguien observando la lucha de tan cerca.
—Mi amigo tiene razón. Vamos a lidiar con este tipo que quiere cosechar los beneficios sin hacer nada. Tiene una buena idea, pero no dejaré que eso ocurra fácilmente —la persona de la Secta Huangdao se rió entre dientes.
Inmediatamente, los dos dejaron de atacarse el uno al otro y dirigieron su atención a Yang Chen en su lugar.
Yang Chen estaba ligeramente sorprendido, sin esperar que de repente cambiaran de objetivo y se enfocaran en él.
