—Hermano Cole, no aceptes lo de mi mamá... —Joshua Hayes intentó detenerlo con urgencia.
—¡Zas!
—Si no quieres terminar en prisión, ¡entonces cállate! —Harmony Carter le dio una fuerte bofetada a Joshua Hayes.
—William Cole, ¿qué piensas? —Silas Hayes lo miró impasiblemente.
—¿Qué crees tú? —respondió William Cole con una réplica sonriente.
¿Mil millones de dólares?
¡Quince años en prisión!
Increíble que la familia Hayes pudiera plantear tales términos.
—Si crees que el dinero es poco, puedo darte otro mil millones. —frunció el ceño Silas Hayes.
William Cole aún permaneció en silencio con una sonrisa.
—¡William Cole, no tentes tu suerte! ¿No son suficientes dos mil millones para ti? ¡Con tu mísero sueldo mensual de quinientos dólares, incluso en tres mil años no podrías ganar esa cantidad! —estalló inmediatamente Harmony Carter, replicando sarcásticamente.
—Mamá, deja de hablar. Hermano Cole no es ese tipo de persona —Joshua Hayes defendió una vez más a William Cole.