—Basil, ¿cómo encontraste este lugar? —Risas—. Si no hubieras venido, ¡te habría odiado hasta la muerte!
Tocándose el pecho, Xenia sintió la trepidación residual del tiempo que estuvo encarcelada por Patrick. Llegar sola a la desconocida Ciudad del Mar Oriental y creer que Kay, la única persona en la que pensó que podía confiar, también la había traicionado y entregado en manos de Patrick, y Patrick era sin duda un gran villano.
—Xenia, no me lo eches en cara. ¿Tienes idea de cuántas personas asustaste con tu desaparición? Si hubiera llegado más tarde, solo mírame, no vuelvas a hacer una rabieta así, ¿me oyes? —exclamó Basil.
—Humph, ¡lo haré! ¡Es porque te vas a casar con Debby Sutton! ¡Es enfurecedor! —Xenia hizo un puchero, expresando su insatisfacción.