—¿¡Es en realidad Yetta Astir!? —Cuando Basil Jaak divisó aquella figura a lo lejos, no pudo evitar frotarse los ojos.
—No puede ser, ¿no es esto demasiada coincidencia? —¿De manera inesperada, la chica había corrido todo el camino desde Ciudad Rong hasta Pueblo de Piedra Amarilla en la remota Provincia de las Nubes?
—¿Podría ser que me echa de menos, y me ha perseguido hasta aquí? —Bueno, Basil Jaak pensó que esta idea era un poco narcisista.
En esa carretera de montaña, Yetta Astir estaba rodeada por un grupo de personas, todos hombres, cada uno sosteniendo armas y machetes, siete u ocho personas, ninguno de ellos parecía traer buenas noticias.
—Yetta Astir estaba cercada en el medio, apoyada en una motocicleta, que parecía ser su vehículo.
—Frente a esta multitud, Yetta Astir se estaba enfadando —¡Alejaos, no os metáis conmigo, o lo lamentaréis!