Al escuchar las resonantes palabras de Gu Jiangming, los doctores en el Salón Médico de la Familia Gu tenían los ojos enrojecidos.
No dijeron nada más, y no intentaron persuadir a Gu Jiangming de suplicar por misericordia.
—¡Así es como debe ser un gran doctor! —exclamaron.
—¡Esto es lo que es un verdadero experto en Medicina Tradicional China! —afirmaron con orgullo.
Sin embargo, estos eventos, a los ojos de Park Fangzheng, solo provocaron una burla:
—¡Nunca he visto a alguien tan terco como tú! —dijo con desprecio.
—Si buscas la muerte por ti mismo, no me culpes por no salvarte cuando mueras.
Claramente, si Gu Jiangming no hubiera dicho esa frase, Park Fangzheng nunca habría eliminado el veneno de él.
Quería verlo morir envenenado con sus propios ojos.
Los doctores en el Salón Médico de la Familia Gu se reunieron alrededor de Gu Jiangming, intentando tratarlo y curar el veneno.
