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En este momento, todos estaban atónitos.
Nunca habían imaginado que Lin Dong sería el Maestro Lin.
Especialmente Xiao Ya, sus ojos casi se le salen de la cabeza.
—Todos, por favor tomen asiento —dijo Lin Dong riendo.
Lin Dong no perdió tiempo en charlas y de inmediato los invitó a sentarse.
Algunos de ellos eran multimillonarios, pero aun así, les tomó buenos minutos digerir la noticia.
—Divino Lin... no, Maestro Lin, realmente has guardado un buen secreto —finalmente sació su curiosidad Wang Shouyi y conoció a Lin Dong.
El impacto fue demasiado para él.
Nunca hubiera pensado que el renombrado Maestro Lin sería el mismo doctor divino que salvó su vida, Lin Dong.
Pero luego, después de pensarlo un poco, todo tenía sentido.
—No es de extrañar... no es de extrañar que sus artes medicinales sean tan superiores. Ahora que sé que es Maestro Lin, explica todo.