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Lin Dong salió del hotel, y para ese entonces ya era medianoche.
Estaba caminando de regreso a casa.
Al pasar por un bar, se encontró con una cara conocida.
Esa persona no era otra que Gao Feifei, la hija de la pareja que había sido amable con él años atrás.
Vio que Gao Feifei estaba bastante ebria, tambaleándose fuera del bar, seguida sigilosamente por unos jóvenes gamberros con el pelo teñido.
Lin Dong no tenía una muy buena impresión de Gao Feifei, pero era la hija de la pareja que una vez le había ayudado, así que sintió que no podía ignorar la situación.
Así que, él también siguió en silencio.
Gao Feifei se tambaleó hacia el lado de la calle. A medianoche, la calle estaba casi desierta. —Pfft —llegó a un basurero y vomitó violentamente.
—Malditos, son inhumanos. No dejaban de hacerme beber; ser bailarina es tan agotador.
