—Gracias por su cooperación, señor Thomas Donovan. Es lo suficientemente inteligente como para no perder más nuestro precioso tiempo —dijo Bella, colocando el papel de transferencia de acciones frente a él antes de dirigir su mirada hacia Isaac y Emma.
—Abuelo, tía…
La voz de Bella cambió por completo. No había tono intimidante o ardiente como cuando hablaba con Thomas y Jacob. Una sonrisa primaveral enmarcaba su rostro inocente, haciendo que Jacob y Thomas rodaran los ojos por su actitud sesgada.
—Sí, ¿qué pasa, Bella? —preguntó Emma con dulzura.
—No tienen que esperarme aquí, tía, abuelo —dijo ella mirándolos a cambio—. Ustedes podrían almorzar primero o volver a casa. No me uniré a ustedes para el almuerzo porque tengo que reunirme con mi padre ahora...
Bella estaba preocupada por si su abuelo tenía hambre porque era muy tarde para el almuerzo.