—Sean —respondió Bella mientras caminaba hacia la casa. Tenía que encontrarse con Sean antes que con Tristan porque le preocupaba que podrían pelear si se encontraban sin ella.
Además, si su hijo estaba presente, sería difícil explicar si él veía a su padre y a su tío pelear...
Después de que Bella caminó hacia la casa, Harper se quedó aún donde estaba, con la mirada fija en Bella hasta que desapareció tras la puerta.
Lentamente, sintió que su cabeza daba vueltas y su corazón latía con más fuerza, como si hubiera una tormenta en su cabeza y un terremoto en su corazón cuando las palabras de Bella llenaban su mente.
—¡Se-Sean! —murmuró entre dientes—. ¡Él viene... Al fin vino! —sus manos se cerraron en puños apretados mientras la nerviosidad la abrumaba ante la idea de encontrarse con él.
Harper intentó calmar su mente y volver a su asiento, pero sus rodillas la traicionaron. Tropezó, casi cayendo de no ser porque Sam la sostuvo de la mano.