—Sí, puedo entender eso. El amor no se puede forzar. Igual que yo en el pasado. Amo a Tristan, pero él no es... —murmuraba Bella, pero Harper podía oírla.
Una vez más, la habitación de repente quedó en silencio. Ninguna de las mujeres decía nada. Era como si estuvieran perdidas en sus propios pensamientos.
Sin embargo, no mucho después, Bella frunció el ceño y se dio cuenta de las palabras de Harper de antes.
—Espera... Espera... Harper Reed, ¿tienes un hombre al que amas? ¿Quién es el hombre que robó tu corazón y por el que no quieres casarte hasta ahora? —preguntó.
Harper, conteniendo la risa, vio la expresión curiosa de Bella. La mirada de su mejor amiga era bastante aguda, como si quisiera leer su mente solo con sus ojos. Era impagable verla en ese momento.
Sin embargo, por supuesto, no se lo diría.