El hombre sonrió, mostrando sus dientes amarillos antes de decir en un tono bajo y ronco —Oye, belleza, deberías seguirnos...
Bella frunció el ceño, mirando al hombre en el medio que la señalaba. Vio el tatuaje de la rosa roja en su cuello; recordó nunca haberse cruzado con este hombre.
Luego, se volvió para ver a otros dos hombres. También tenían expresiones y vibras similares, como el hombre del medio; todos parecían gánsteres. No eran buena gente.
Su puño se apretó. Intentó pensar más rápido sobre quién había enviado a esta gente para arrestarla. ¿Jessica? ¿Laura Kiels? Solo estas dos personas le venían a la mente.
Leo miró por encima de su hombro.
—¿Los conoces? —preguntó en su tono bajo.
—No. Es la primera vez que los veo.
Leo giró su mirada hacia los tres hombres frente a ellos. Les lanzó una mirada fría.
—¿Quién demonios son ustedes para pedirle que se vaya con ustedes? —preguntó Leo en un tono enojado—. ¡Muévanse, o terminarán en el hospital!