Una vez más, el cuerpo de Bella se estremecía. No podía distinguir si era por la fiebre o por la furia hirviente hacia las palabras de Henry y el nuevo plan malvado de su padre.
Bella podía sentir la llama eterna ardiendo en su corazón al escuchar las palabras de Henry mientras decía.
—Henry Donovan, dile a tu padre... que ya no lo considero mi padre. No necesito la ayuda de nadie para buscar un esposo. Puedo encontrar uno por mí misma. Y tú, ya no hay necesidad de que me llames hermana. ¡En mis ojos y en mi mente, ya no eres mi hermano mayor! ¡Y sé que te será fácil aceptarlo porque NUNCA TE HAS COMPORTADO COMO TAL! —gritó Bella.
Henry se quedó sin aliento, impactado por sus atrevidas palabras.
—¿Ella quería cortar lazos con nosotros? —pensó desconcertado.
—¡Esta perra! —masculló con desdén.
—Parece que esta pequeña perra pidió a gritos una paliza, ¿no es así? —se mofaba.
—¿Cómo puede sugerir tan casualmente romper con la familia? —preguntó sin creerlo.