—¡¿QUÉ?! —gritó Bella sorprendida. Rápidamente sacó su teléfono móvil y se quedó boquiabierta mirando la pantalla, impactada al ver a un Tristan sin camisa tumbado en su cama.
Bella podía ver su pecho bien definido. Solo podía parpadear, incapaz de moverse o hablar.
Esta era la primera vez que veía su pecho de nuevo después de tantos años, y la vista le hizo recordar todos sus felices recuerdos. Una vez más, esos recuerdos, esos sentimientos, empezaron a confundirla.
—Te ves tan bonita, Bella —dijo Tristan, sacando de repente a Bella de sus dulces recuerdos persistentes con él. Se sentía como si un zoológico entero ahora bailara en su estómago.
Ella sacudió levemente la cabeza mientras apartaba la mirada, —T-Tristan, tú— pero su voz la traicionó. No podía expresar lo que tenía en mente en ese momento.
Tristan interrumpió a Bella, notando que su rostro se había puesto rojo. —Bella, ¿estás bien? ¿Eres alérgica a algo?