—¡Maldita sea! —suspiró frustrado.
Pocas personas tenían su número personal, y ninguna solía llamarlo a una hora tan temprana. Se cubrió la cabeza con una almohada, intentando dormir más, pero algo cruzó por su mente.
—¿Tal vez sea Bella? Tiene que ser ella... —Una sonrisa llena de esperanza tiraba de las comisuras de sus labios mientras la imagen de Bella danzaba en su mente.
Expectante, tomó su teléfono móvil de la mesita de noche. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció rápidamente cuando vio 'Abuelo' en la pantalla del teléfono.
Suspiró profundamente antes de contestar la llamada de mala gana, —Abuelo, ¿por qué me llamaste tan temprano? —preguntó, su voz aún cargada de sueño mientras apartaba las cobijas y se levantaba de la cama.
Se dirigió hacia la ventana y corrió las cortinas. De repente, la luz del sol entró y deslumbró sus ojos.