A pesar de sentirse preocupada, Bella se negó a dejar que la situación nublara su juicio. Sabía que tenía que responderle ahora.
—Tristan, lo siento... No puedo. Yo… simplemente no puedo. Me niego a volver contigo, y jamás en un millón de años... Planeo volver contigo y a tus tóxicos padres. Es por mi cordura y el bienestar de Dax —dijo ella calmadamente, aunque su corazón dolía con el peso de sus palabras.
Al oír su rechazo, Tristan sintió como si mil clavos apuñalaran su corazón. Sin embargo, solo pudo mantener su tranquila sonrisa.
Él había imaginado que esto sucedería —el rechazo de Bella— porque sabía cómo él y sus padres la habían herido. Reconquistarla no sería fácil. Sin embargo, no se daría por vencido fácilmente ni la forzaría.
Tristan no se apresuró a responder; en su lugar, la miró en silencio. Cuando notó que sus ojos estaban ligeramente rojos, le preocupó.
—Voy a olvidar lo que dijiste antes. No tienes que responder ahora, Bella. Esperaré hasta que estés lista...