—De cualquier manera, ellos están en la mazmorra, y él prohibió a los miembros de la manada siquiera mencionar tu nombre —continuó diciendo Allessia.
Esas palabras seguían resonando en la mente de Valerie. No le importaba que su nombre fuera prohibido en los labios de los miembros de la manada de Piedra Amarilla, pero aquellos en la mazmorra por su culpa era lo que incitaba su tristeza y desamparo.
Se preguntaba desde cuándo el Alfa Tristan se había convertido en un tirano. Cómo deseaba que quienquiera que hubiera podido lanzar el ataque sobre ellos también remediaría la situación en su nombre como ella hizo en aquel entonces.
En ese pensamiento, se inundó en la mente de Valerie la incertidumbre de si Ashley aún estaba entre las manadas o había regresado a Las Vegas.