—Ya he olvidado todo ese dolor, así que no te culpes ni estés triste. No quiero que te sientas culpable nunca más.
La sinceridad de Hai Xiaotang conmovió profundamente a Dongfang Yu, haciendo que la encontrara aún más adorable y maravillosa.
—Esposa, ¿eres realmente feliz? —preguntó él con una sonrisa suave.
—¡Sí, increíblemente feliz! —Hai Xiaotang asintió enfáticamente.
Dongfang Yu preguntó de nuevo:
—¿Por qué eres feliz?
Hai Xiaotang se rió a carcajadas, exclamando:
—¡Porque tengo un esposo que me ama muchísimo! Es el mejor hombre del mundo, y me ha hecho la mujer más feliz. ¡Mientras él esté, mientras piense en él, me siento feliz!
Dongfang Yu de repente la besó apasionadamente en los labios, con los ojos ardientes de emoción. —¿Soy realmente tan maravilloso?
Hai Xiaotang se rió y asintió:
—¡Absolutamente maravilloso! ¡Absolutamente perfecto!
—¿Y si un día no puedo ser tan maravilloso? —preguntó Dongfang Yu, con un tono sombrío.