Después de su ducha, Hai Xiaotang bajó las escaleras y fue recibida con el familiar y apetitoso aroma de la comida.
La ama de llaves, Zhang Ma, le había preparado un banquete. Mientras comía los platos humeantes, Hai Xiaotang de repente rompió a llorar.
—Señorita, ¿por qué está llorando? —Zhang Ma se sobresaltó—. ¿Se siente mal?
Hai Xiaotang se secó las lágrimas y sonrió, negando con la cabeza.
—Estoy bien.
—Entonces, ¿por qué llora? ¿Recordó algo que le hizo daño? —preguntó Zhang Ma con preocupación.
La madre de Hai Xiaotang murió durante el parto. Creció sin una madre y fue Zhang Ma quien se ocupó de ella.
Para Hai Xiaotang, Zhang Ma era tan querida como una madre.
Lo que la hizo llorar fue la realización de que, en su vida anterior, después de ser enviada a prisión, nunca volvió a probar una buena comida.
Solo ahora se dio cuenta de lo bendecida que era por poder comer cada día las comidas cocinadas por Zhang Ma.
Lamentó cómo había dado por sentadas sus bendiciones y había tirado su vida a la basura de manera insensata.
—Zhang Ma, tu comida es realmente buena. Simplemente adoro tus platos... —Hai Xiaotang la tranquilizó con una sonrisa.
Zhang Ma sonrió ampliamente.
—Mientras lo disfrutes, ¡cocinaré para ti todos los días!
—De acuerdo.
Después de la cena, se estaba haciendo de noche.
Recostada en su cama, Hai Xiaotang intentaba dar sentido a todo lo que había ocurrido en su vida anterior cuando de repente oyó el sonido de un motor de coche desde abajo.
¡Dongfang Yu había vuelto!
Sorprendida, Hai Xiaotang sabía que él rara vez volvía a casa. Había asumido que no regresaría esa noche.
Dongfang Yu, con su alta estatura, se encaminó rápidamente hacia el dormitorio.
Al ver a Hai Xiaotang, que todavía estaba despierta apoyada en el cabecero, su mirada era fría. Sin una palabra, echó un vistazo y luego desvió la vista.
```
—Dongfang Yu —lo llamó Hai Xiaotang—. Necesitamos hablar.
El hombre miró hacia atrás, sus atractivos rasgos iluminados por la lámpara de cristal, irradiando un sentido de sofisticación que pocos en Ciudad C, o incluso en todo el país, podrían igualar. Cualquier mujer caería por él.
—¿Sobre qué? —preguntó él fríamente, con una ligera sonrisa burlona—. No me interesa lo que tengas que decir.
Supuso que ella iba a enfrentarlo otra vez por no tratarla bien.
¡Una mujer que lo manipulaba, cómo podría ser amable con ella!
—Te va a interesar —dijo Hai Xiaotang con los ojos claros—. Lo he pensado. Divorciémonos.
¡Eso sorprendió a Dongfang Yu!
Él la miró con los ojos entrecerrados.
—¿Qué trampa estás intentando jugar ahora?
—No estoy jugando trucos. Tú no me quieres, y yo no quiero seguir así. Así que divorciémonos —respondió ella.
Dongfang Yu frunció el ceño. Hai Xiaotang estaba actuando fuera de lo común hoy.
Primero, se mostró indiferente hacia él y ahora, estaba proponiendo un divorcio... ¿Qué estaba tramando?
No creía que Hai Xiaotang de repente hubiera entrado en razón, dejado de quererlo y decidido dejarlo ir.
Ni tampoco lo creía nadie que conociera a Hai Xiaotang. Todos sabían que había estado loca por él desde que era una niña pequeña.
Dongfang Yu se burló.
—¡Tu nuevo truco ciertamente es una novedad!
En el pasado, Hai Xiaotang haría todo tipo de escenas para ganar su corazón y atraer su atención.
Esta vez, era el único que le resultaba intrigante.
Él no lo creía. —Estoy hablando en serio —respondió Hai Xiaotang, sonando exhausta—. Deberíamos divorciarnos. Lo digo en serio.
```