—Tú...
Hai Xiaotang estaba tan frustrada que le dolía el pecho —¡Abuelo no va a morir! ¡No es mi culpa!
—¿Si no eres tú, entonces quién?! ¡Por tu culpa será condenado tarde o temprano! —Los ojos de Hai Rong eran penetrantes—. Si no fuera por ti, ¿él estaría en problemas? Y ni siquiera puedes llegar para rogar por su rescate. ¿Cómo es que el abuelo te consintió tanto? ¿Acaso tienes la vergüenza de verlo? —Hai Xiaotang retrocedió un paso tambaleante.
De repente, sintió un dolor de cabeza insoportable, como si su cabeza fuera a explotar.
Hai Rong continuaba —¡Ahora vete! Eres un maleficio, acabaste con tus padres, y ahora el abuelo también será condenado por ti!
Boom—
Las pupilas de Hai Xiaotang se dilataron, su cerebro zumbaba.
¿De qué estaba hablando su tío...
Zhan Yu, quien había estado en silencio todo el tiempo, no pudo evitar tirar de ella —Xiaotang, deberías irte. Tal vez cuando te hayas ido, tu abuelo estará bien.
