Aunque Dongfang Yu pudiera darle todo el mundo, ella solo quería depender de sí misma.
—Hablemos de eso después de que me gradúe, ¿vale? —Hai Xiaotang persuadió, firme en sus ideas.
Dongfang Yu le lanzó una mirada profunda y no pudo evitar sonreír:
—De acuerdo, ¡no te presionaré por ahora!
—¡Dongfang Yu, eres tan bueno! —Hai Xiaotang besó con alegría su mejilla.
Aunque disfrutaba del afecto, todavía fingió seriedad:
—¡No me tientes a violar las normas de tráfico!
Hai Xiaotang se rió a carcajadas, pero al siguiente segundo le asaltó un pensamiento.
—¿Ya han atrapado a aquel conductor? —Dongfang Yu reprimió su sonrisa, —todavía no.
—Ha pasado tanto tiempo, ¿cómo es que no lo han atrapado aún? —se quejó Hai Xiaotang casualmente.
Dongfang Yu respondió con voz baja:
—¡Lo atraparán! A menos que se esconda toda su vida, ¡tarde o temprano será capturado!
—Hmm, ¡también tengo plena confianza en eso! —Hai Xiaotang asintió enérgicamente, y luego preguntó: