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Hai Xiaotang no despertó, así que decidió conformarse con el sofá por la noche.
La noche estaba avanzada.
Hai Xiaotang tuvo muchas pesadillas sobre su vida pasada.
En todos sus recuerdos, los ojos de Dongfang Yu estaban llenos de frialdad cuando la miraba.
Helando hasta los huesos
—¡Hai Xiaotang, el mayor arrepentimiento de mi vida es haberte casado!
—Si pudiera, preferiría matarte, hacerte desaparecer de mi vista para siempre.
—Hai Xiaotang, ¿cómo puedo estar enredado con una mujer como tú? ¡Eres verdaderamente la pesadilla de mi vida!
—Hai Xiaotang, divorciémonos. Te voy a decir la verdad, Xinxin es la única en mi corazón ahora.
—Hai Xiaotang, si hay una próxima vida, ¡no me busques! No, ni siquiera te me aparezcas. ¡No tengo interés ni en mirarte!
—Hai Xiaotang, ¿por qué no te mueres?
...
La cara fría de Dongfang Yu no dejaba de aparecer en su mente.
Cada mirada, cada palabra que pronunciaba, era una flecha.