Un pequeño niño corría divertido junto a su hermana, escapándose de una joven mujer.
Corrían lo más rápido que sus pequeñas piernas les permitian, riendo entre ellos, pues avían echo una travesura que molesto bastante a la joven dama. Habían manchado su vestido violeta favorito con pintura. Eso no le hizo mucha gracias a su niñera Natalia.
Ella tenía la cara roja de coraje mientras perseguía a sus pequeños amos, - vengan aquí niños- decía conteniendo su vos enojada lo más que podía.
Más estos la ignoraron, pues a pesar de sus cortas edades no eran tontos sabían que les esperaba si ella los llegaba a atrapar, lograron perderla de vista escondiéndose detrás de unos arbustos.
-Hermano, ¿crees que nos logren atrapar?- pregunto la pequeña de ojos verdes.
-No, no creo Liz- miró a su hermana con arrogancia- Jamás lo hará, y si lo hace te abandono- menciono el menor
La pequeña infló sus cachetes, - como que me dejaras atrás eres un traidor- dijo casi gritando con el puño al aire, preparada para pegar a su malo hermano mayor.
-Ja, ja, ja solo estoy bromeando Liz, Jamás te dejaría atrás- dijo luego de recibir algunos golpes.
Cuando estaba por hablar otra vez la menor se escuchó la voz de Natalia, - oh, ¿dónde estarán esos niños?- pregunto sarcástica, pues ya se avía dado cuenta de sus ubicaciones.
Río despacio, acercándose lentamente a esos arbustos, - Aquí están!!- grito agarrando a la menor de los hermanos mientras reía victoriosa.
Esta pataleaba tratando de zafarse de su agarre sin éxito alguno, grito por ayuda.
-Suelta a mi hermana!!- grito el niño corriendo al rescate de la misma.
Natalia al ver eso decidió correr dentro de la mansión verde, dirigiéndose al salón trasero, donde esperaba pacientemente la llegada del joven amo.
Las pisadas fuertes del niño se escuchaban fuertes por los pasillos, No sabía por dónde ir cuando escuchó un grito, era el de su hermana corrió en esa dirección.
- Ya voy Liz!!- grito, al llegar al salón observo a su hermana relajada comiendo una paleta, ahí su mente hizo clic, -Traidora!!!!- Grito de nuevo, dándose la vuelta para correr otra vez.
Pero no pudo Natalia lo había agarrado, - No!!- pataleo sin éxito ya estaba completamente inmovilizado, Natalia encontró divertida su reacción riendo fuerte.
-Tú!- apunto a su hermana sentada en el sofá blanco- eres mala, yo llegué para rescatarte y me traicionaste- dijo con pequeñas lágrimas de coraje en el rostro.
Natalia regañó al menor por apuntarle a su hermana, recalcándole que eso estaba mal que era de personas groseras e incultos.
Liz miró sonriente a su regañado hermano - perdón Michael, me ofrecieron algo mejor que un rescate- Dijo divertida.
Michael disgustado, miró a su hermana - no es justo, a mí me regañan y a ti te dan un caramelo- dijo triste
- si quieres te doy la mitad- ofreció Liz, pero Michael lo rechazo dándole asco un caramelo ya lamido.
Natalia interrumpió su pequeña discusión para preguntar por qué pintaron su vestido, más ellos respondieron porque combinaban con sus colores de ojos. Y era verdad el de Liz verdes, Michael violetas y finalmente el de ella marrones.
Abrazo a los niños, agradeciendo su pequeño detalle, este sería su tesoro ahora.
La noche se asomó a la distancia, los grillos cantaban y las luciérnagas se despertaban. Ya era la hora de dormir para los pequeños, - bueno cenemos y a dormir- menciono la joven.
En la habitación de la pequeña, Natalia cantaba una pequeña canción de cuna mientras acariciaba el rostro de la menor. Cuando está se quedó dormida se dirigió al cuarto del mayor.
Este estaba esperándola, con su libro favorito en la mano "La niña en el bosque de las luces", era un libro que solo tenía el niño, pues ese libro era un tomo único por eso era su favorito.
Se acercó lentamente al verde de la cama, tomo el libro con delicadeza. Comenzando a narrar la mágica historia que este tenía para contar.
En medio de la historia Michael pregunto como todas las noches, - nama, ¿crees que hoy no tendré pesadillas?- dijo mientras apretaba las mantas amarillas.
Ella miró al niño, conocedora de sus tormentosas noches, -Pequeño, claro que no, no tendrás pesadillas esta noche- dijo tratando de tranquilizarlo.
- No me estás mintiendo, ¿verdad nama?- miró esperando una afirmación.
-No, y si eso llega a pasar tienes que recordar lo más importante- dijo mientras acariciaba su cabello- es solo sueño y no podrá hacerte nada malo- le sonrió - y si llega a pasar estoy contigo-, así evitando mentirle a su pequeño hijo de cariño.
El niño más relajado soltó la manta, - Gracias por estar aquí conmigo nama- dijo bostezando, así quedando dormido.
La bella mujer sonrió -buenas noches- beso la frente del niño, apartándose lentamente de la cama, dejó el libro de portada roja en el librero, cerró la puerta lentamente Dejando al menor en brazos de Morfeo.
Oscuridad, él estaba rodeado de Oscuridad. Sintió algo en sus pies era agua, pero esta era negra viscosa y molesta, Michael miró a su alrededor estaba entrando en un sueño, solo esperaba que no fuera uno malo.
La luz poco a poco comenzó a aparecer, la oscuridad tomo la forma de árboles montañas y una cabaña llena de flores, el niño camina lentamente por el sendero de rocas que dirigía a la entrada de la cabaña.
Al llegar a la puerta esta se abrió, dudaba si entrar o no cuando su cuerpo se movió por si solo hacia delante. Al entrar la casa se iluminó dejando admirar el hogareño entorno.
El sonido de las aves resonaba por la casa, la luz del sol entraba por las ventanas y alguna que otra planta se lograba infiltrar por las paredes.
Camino observando su alrededor, la cocina, la sala, las habitaciones. Todo era tan lindo tan acogedor, entre más miraba más le gustaba estaba feliz están no era una pesadilla. Era un lindo lugar como para ser una pesadilla.
Unas voces se escuchaban en el fondo, acompañada de risas de niños. El olor a comida cocinándose invadía ahora la zona.
-¿quieres más?- pregunto una vos que estaba en la sala, - si por favor!!- respondió otra voz, pero esta sonaba a la de un niño.
-Henry, no comas mucho después tienes que salir con papá- dijo una vos femenina pero igual de infantil
- y por eso tengo que comer el triple de porción!!- respondió - además la comida de papi está deliciosa!-
Unas suaves risas se escucharon de nuevo junto con el sonido de los cubiertos. Michael se sentía feliz su corazón latía con calidez le gustaba lo que estaba escuchando y le agradaba mucho escuchar la vos de ese niño.
No sabía por qué, pero se sentía en su hogar, un hogar que parecía extrañar.
Despertó sonriente, - esta vez no fue una pesadilla- dijo alegre. Bajo de la cama con emoción dirigiéndose al pequeño baño de su recámara, este día era uno lindo.
Esperoro les guste 🙃