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Chapter 2 - los tíos gallega

Capítulo.2

Oh así quiso que fuera, claro olvido el hecho que este día era fin de mes.

Odiaba cuando terminaba un mes, por una simple razón sus tíos llegan sin falta en esos días, así se vuelven días tensos. Más para los sirvientes que andaban de aquí a allá, corriendo con múltiples cosas en sus manos.

Tenían bastante trabajo las primeras horas, ya que sus tíos llegan a la tarde. Tiempo suficiente para sacas las cosas de valor de la mansión, no es que fueran malos o temerosos de ser robados.

En sí los tíos gallega son unas personas deshonestas que robaban cada pequeño adorno de valor de la mansión, eran conocidos por los sirvientes como los mano larga.

Natalia estaba cansada, entesada y algo asustada. No podía creer que ya llegó ese día tan rápido

Michael postrado por la barandilla de la gran escalera junto a su hermana, miraban atentos toda la situación. él estaba algo temeroso por cómo sería tratado está vez.

Claro para rematar él matrimonio gallega son muy cerrados y cortos de mentalidad, discriminan a diestra y siniestra a cualquiera que no esté según ellos a su nivel. En este caso sería Michael, ya que él era muy diferente a lo tradicional, el era un niño albino con muchas pecas en su cuerpo y sus ojos violeta sobrepasan lo comprensible. Son los únicos así en el mundo o en su residencia

-Hermano, crees que está vez sea distinto?-ella miró esperando un sentimiento pero no fue así

Michael estaba serio, mirando a los adultos descontrolados. Sin querer arrebatar su mirada de estos escapando así de su realidad, cuando Liz tico su ropa trayéndolo de nuevo a esta.

-¿Qué?-pregunto mirando a su hermana algo perdido.

- No, nada- dijo ella. Dejando de lado su pregunta inicial - vamos a desayunar- sonrió arrastrando a su hermano por la ropa

- Buenos días mis niños, ¿Qué tal amanecieron?- pregunto Natalia con una gran bandeja de pasteles en la mano.

-Bien nama, no tuve pesadillas-sinrio.

- también bien nama- dijo ella alegré.

-Que bueno mis niños, hice pastelitos para el desayuno siéntense a comer- coloco los platos distintivos de cada niño con dos pastelitos para cada uno y Dos tasas de café con leche.

- Como sabrán hoy es fin de mes- miro al niño con algo de tristeza -por ello quiero que se queden en sus habitaciones, no salgan y si lo hacen manténgase a una buena distancia de la casa-

El pequeño sabía por qué su nama le pedía eso, era para protegerlo a el de sus tíos y de sus crueles palabras.

- Si nama lo prometemos- dijeron los Dos.

-bueno terminan de comer y se van a sus habitaciones- Natalia se levantó de su silla dirigiéndose a la puerta -pueden llevar algunos pasteles a sus habitaciones solo no coman demasiado- salió del lugar

Los niños comían a gusto sus desayunos, tranquilos pues faltaban unas horas antes de la llegada de esas personas.

-Hermano, vamos a jugar si!!-Dijo la menor después de terminar su desayuno.

-No Liz tenemos que estar en nuestras habitaciones, vamos- dijo llevando consigo tres pasteles. Liz hizo lo mismo solo que ella se llevó cinco.

Subiendo las escaleras los niños podían ver a los sirvientes todavía correteando por el lugar. Guardando cosas y cambiándolas por plantas.

-valla-suspiro el día sería largo, más con su imperativa hermana menor.

Unas horas más tarde

Los sirvientes habían terminado de ordenar todo, por fin podían tomarse sus merecidos descansos.

-creen que esas personas llegarán de buenas- pregunto una mucama

-No lo creo siempre llegan de malas- dijo otra

-Y se desquitan con nosotros, odio estos días-suspiro un sirviente, - bueno al menos no la pasamos tan mal como Natalia- dijo algo aliviado.

-Es verdad ella siempre se lleva la por parte, es ella o el joven amo-

-No logro comprender como los amos dejan que esas personas vengan cada mes, si siempre reportamos sus comportamientos-

-No lo sé, pero solo nos toca aguantar es eso o renunciar-dijo irritada - no creo que tengamos la dicha de poder renunciar-

Natalia que se encontraba preparando unas cosas Cerca logo escuchar la conversación. Cómo era eso posible si siempre lo reportaban, ¿por qué sus amos no hacían nada?, acaso no les importaba sus sirvientes o sus hijos.

Ella terminó de ordenar, llamo a los sirvientes mandando a cada uno a una zona específica de la mansión, quizás piensen que ella era solo la niñera como para mandar en este lugar, pero no ella era alguien muy importante en la mansión, ella llegó al alto rango de esta gracias a su duro trabajo.

Los amos la dejaron encargada del cuidado de esta y de sus hijos, confiando plenamente en ella.

Cuando faltaban tan solo minutos para la llegada del matrimonio gallega, todos estaban tensos. Y así a la lejanía se lograba escuchar el motor de un auto, entrando por los enormes portones blancos.

El ruido del motor aterro a más de uno, todos esperaban no ser sus víctimas el día de hoy.

Todos menos Natalia que ya sabía su futuro, si o si ella lo pasaría mal.

De aquel auto azul marino bajaron un hombre y una mujer de aspecto exagerado.

La mujer alta de 1,70 cm. De ojos marrones chocolate, Cabello negro enrulado con múltiples canas. Siempre vestia con vestidos rosa chillón bastantes cortos, lleno de encajes y un sombrero para nada a la moda, con su cartera de mano más rosa que su vestido. Su cuello era alargado y su nariz puntiaguda con la cabeza de corazón. Su maquillaje era exagerado cargando mucho el blanco de sus cachetes. Ya que su piel era medio amarilla

El hombre no se quedaba atrás, con una estatura de 1,65 cm sumado a sus ojos azules y su cabello blanco por las canas.

Con su cuerpo fuera de lo común, pues no parecía una persona sino una morsa, Con su abrigo crema y camisa blanca a punto de explotar. Ya que está claramente no era de su talla. Sus pequeñas piernas que se ocultaban bajo su enorme masa corporal. A pesar de eso daba la ilusión de ser tu vecino amable que siempre te regala algún pastelito.