Justo cuando se dio la vuelta, una pequeña caja de regalo envuelta en papel azul oscuro apareció frente a ella.
Joey Thompson sonrió suavemente, sus ojos recorrieron apreciativamente su mejilla, revelando un toque de asombro. —Nunca te había visto sin la marca de nacimiento antes. No esperaba que fueras tan hermosa, hermanita.
Hermanita...
Su tono íntimo tomó desprevenida a Eve Thompson, quien había planeado actuar distante.
Ella apretó los labios sin decir nada.
Joey sacudió la cabeza, —¿Qué, después de no vernos por medio año, ni siquiera me llamarás hermano?
Eve permaneció en silencio.
Joey no la presionó, sabiendo que Iris Thompson siempre había sido una chica tranquila.