Emma Tonkin dijo con los ojos enrojeciendo:
— Estoy bien.
Su mirada se desvió furtivamente hacia Jonas Thompson, temiendo que Eve Thompson continuara con sus preguntas, desvió el tema:
— ¿Ya cenaste?
Eve Thompson sintió un punzada de dolor en su corazón, pero también estaba descontenta con la timidez de Emma:
— ¿Qué te pasó en la cara?
Emma Tonkin negó rápidamente con la cabeza:
— De verdad, no es nada, no hablemos de eso.
—¿Por qué no dices? ¡Hasta se atreven a golpearte en casa! —Eve Thompson persistió, fingiendo ignorancia—. ¡Un mal tipo entró a nuestra casa, necesitamos llamar a la policía!
Jonas Thompson, que estaba sentado como si nada fuera mal, reaccionó a ese comentario con una tos de vergüenza:
— ¿Llamar a la policía? Fue solo una pérdida de control momentánea.
¿Pérdida de control momentánea? ¿Suficiente como para hacer que la cara de Emma Tonkin se hinche de un lado? ¡Y esa actitud, ni siquiera había un rastro de culpa!
